Chapter 39.

1.5K 142 3
                                    


Dias después.

- Su alteza hemos llegado. - Informó el agha con una sonrisa.

Larissa sintió qué su corazón saldría de su pecho por el rápido palpitar de este, sus nervios la estaban consumiendo poco a poco.

Sin saber qué a tan solo unos kilómetros de Estambul, exactamente en el mar, una mujer estaba asustada.

La emperatriz Ingrid al ver qué el rey de Inglaterra quería desposarla ella no aceptó, las insistencias hicieron sentirla incómoda por lo qué rápidamente alistó su embarcación para salir y regresar a su hogar.

2 días después en medio de olas y fuertes brisas una carta llegó a sus manos, la misma qué el sultán le enviaba junto a otra de su hijo mayor diciendo qué Larissa había ido con ellos, por lo qué su rumbo ya no era Francia, si no Estambul.

( . . . )

- ¡Atención! Su Alteza Imperial, la princesa Larissa de Francia está aquí. - Informó Élise en cuanto llegaron al harén.

Las mujeres se miraron entre sí confundidas pero de todos modos se levantaron e hicieron reverencia.

La princesa siguió su camino sin mirar a nadie, quería llegar e irse lo más rápido posible de aquel lugar qué la hacía sentirse asfixiada.

Una vez qué llegó a un pasillo desolado con solo dos guardias cuidando una entrada grande el agha entró dejando a la mujer afuera con sus manos temblorosas, los guardias de las puertas le hicieron una reverencia.

Una vez qué llegó a un pasillo desolado con solo dos guardias cuidando una entrada grande el agha entró dejando a la mujer afuera con sus manos temblorosas, los guardias de las puertas le hicieron una reverencia

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

(. . .)

- Su majestad. - Iskender habló mientras hacia una reverencia.

- ¿Cómo está la princesa, Iskender? - Preguntó con emoción el sultán.

- Ella está bien majestad, cuide de ella tal y cómo lo ordenó. - Iskender respondió con seriedad.

- ¿Qué averiguaste sobre el otro asunto? - Preguntó el sultán nuevamente pero está vez con tristeza.

- Nada, su majestad. Es como sí el castillo no los dejara salir. - Dijo Iskender cabizbajo.

- Hazla pasar. - Y dicho esto, el agha hizo una reverencia y salió.

Al cabo de unos minutos una mujer hermosa entraba a los aposentos sorprendiendo a los presentes, pues en estos acompañaban al sultán la sultana Hürrem, la sultana Hatice, Mahidevran y Gülfem Hatun, la sultana Mihrimah y los príncipes Mustafá, Mehmed, Selim, Bayaceto y Cihangir.

𝐋𝐎𝐕𝐄𝐑 | Sultɑ́n Süleymɑn Donde viven las historias. Descúbrelo ahora