Chapter 6.

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Un evento inusual en Manisa estaba sucediendo pues en toda la historia del imperio no se había hablado sobre una concubina que durará más de 4 días con un príncipe o un sultán, algo qué solo Malhun Hatun logró, siendo apodada por las mujeres celos...

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Un evento inusual en Manisa estaba sucediendo pues en toda la historia del imperio no se había hablado sobre una concubina que durará más de 4 días con un príncipe o un sultán, algo qué solo Malhun Hatun logró, siendo apodada por las mujeres celosas del harén del príncipe Süleyman cómo ‹ Rabi'a › su significado siendo dos ‹ la perseverante o primavera › para algunas de ellas el primer significado siendo el más poderoso.

La sultana Hafsa sintiéndose orgullosa por aquella joven qué había conquistado el corazón de su león, ahora tenía un deber: entrenarla para qué sea una gran sultana.

Por el lado de Malhun sabía sobre los rumores acerca de ella y el nuevo nombre qué las muchachas le habían dado, le gustó por lo qué decidió adoptarlo siendo aceptado por el príncipe Süleyman ya qué el significado era verdada, ahora sería conocida cómo: Malhun Rabi'a Hatun.

Más en la mente del príncipe aún rondaba un nombre qué también pronto le daría.

Durante esos 4 días Malhun en los aposentos del príncipe había conocido a Mahfiruz y Sanavber Hatun dos jóvenes qué la ayudaban con sus vestidos o en arreglarla, cuándo el príncipe se iba a arreglar sus asuntos sobre la provincia ella quedaba sola por lo qué llamaba a las muchachas para conocerlas y hasta ahora tenían una bonita amistad.

5 días después.

— El príncipe entró a sus aposentos viendo como aquella joven qué había conquistado su corazón escribía una carta, por lo tanto no se había dado cuenta de su presencia. — Mi preciosa Malhun.

— Cuándo Malhun escucho esto alzó su mirada sorprendida, por lo tanto se levantó rápidamente para hacerle una reverencia. — Su alteza, no escuché cuándo entro.

— No pasa nada amor mío, ¿qué hacías? — Preguntó con curiosidad.

— Malhun volvió a sentarse en el cojín para tomar entre sus manos aquel papel. — Escribía un poema. — Hizo una pequeña pausa. — para mis padres...

— No me has hablado sobre ellos, mi princesa

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— No me has hablado sobre ellos, mi princesa. — El príncipe se acercó a ella con una sonrisa.

— Sus nombres eran...Akim y Camille. — Mintió rápidamente, obviamente no le diría que sus padres son los reyes de Francia, no aún. — Mi padre es francés y mi madre es inglesa, se conocieron durante un viaje de mi madre a Francia el cuál mi abuelo le otorgo por su cumpleaños. — Hizo una pausa. — viaje el cuál duro 2 semanas en las cuáles se conocieron un poco, cuándo ella se marchó siguieron enviándose cartas, hasta qué 1 año después mi padre fue hasta Inglaterra y pidió su mano, mis abuelos felices lo aceptaron, se casaron y en su tercer aniversario nací yo, siendo su única hija.

— Es una historia muy bonita, espero nosotros tengamos una así, tal vez mucho más bonita qué la de tus padres y los míos juntos. — Süleyman acarició su mejilla.

— ¿Podríamos casarnos? — Preguntó Malhun sorprendiendo al príncipe.

— Cuándo sea el sultán de este Imperio lo haremos, te lo prometo. — Süleyman se acercó a ella para dejar un beso en sus labios siendo correspondido.

Después pidieron la cena, y justo cuando estaban listos para cenar Malhun sintió asco ante la comida, el príncipe Süleyman comió sin problema alguno.

— ¿Sucede algo? — Preguntó Süleyman cuándo vió a Malhun taparse la boca.

— Qui-quiero vomi-mitar. — Malhun intento calmarse pero entre más llegaba el olor de la comida a sus fosas nasales más asco le daba.

— Malhun no aguanto más sentía qué se asfixiaba, por lo qué se levantó del cojín y salió corriendo de los aposentos asustado a los aghas de las puertas. — Sa-sanavber.

— Malhun ¿estás bien? — Preguntó Sanavber cuándo vió a la joven salir confundida de los aposentos.

Los baños estaban cerca por lo qué Malhun no perdió tiempo y salió corriendo nuevamente, tras ella Sanavber intentado detenerla.

Una vez qué llegó, tal y cómo quería: vómito, sintiéndose mareada al momento de hacerlo.

Cuándo terminó lo único qué vio fue todo negro, se había desmayado.

Sanavber, Mahfiruz y el príncipe llegaron a auxiliarla, siendo el último más preocupado.

Sanavber, Mahfiruz y el príncipe llegaron a auxiliarla, siendo el último más preocupado

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