Las reglas del amor (borrador)

Seis

—Bueno ponte cómoda, debo ir a mi clase de francés.

—Bien.

Se fue, aproveché para acomodar mis cosas, tenía un enorme closet para mi solita, no sabía donde acomodar tantas cosas, aún no deshice todas las maletas, por si las dudas dejé dos con ropa.
Después me duché y cambié mi ropa sucia, me encontraba con una toalla alrededor de mi cabello, mientras intentaba quitarle la suciedad a mis tenis blancos. Seguí muy centrada en mi tarea que las horas se me pasaron volando, ya eran las 7 pm y sentía mi estómago pedir comida.

Justo en ese momento llamaron a la puerta, le puse pausa a mis ocupaciones y caminé hacia ella.

Al abrirla me encontré con Janni.

—Hola de nuevo...—saludo.

—Hola...—respondí.

—¿Estás lista?

—¿Para qué?

—La cena, es momento de darte a conocer.

—¿Darme a conocer?

—¡Claro!, conocerás el comedor y algunas personas.

Suspire—No estoy lista.

—Pues date prisa, aún es temprano—se sentó en la cama de mi compañera y comenzó a hojear una revista.

Me metí de nuevo a mi rincón y comencé a rebuscar entre mis prendas algo lindo y decente.

—Ponte algo negro, así vestimos para cenar—murmuro Janni desde la otra habitación.

Peor aún.

Con algo de éxito encontré un vestido negro pegado, ni siquiera recordaba que lo tenía, pero me vino a la mente que lo compré para una fiesta a la que casualmente fui con Luka.

Malos recuerdos pero al menos me salvo el trasero por ahora...

Salí y Janni se me quedo viendo intensamente.

—¿Ocurre algo?—pregunté al ver sus ojos.

—¿Irás así?

—Si, ¿tiene algo de malo el vestido?

Ladeo la cabeza—El vestido no, tu cabello si.

¿Mi cabello?, bueno, no era el mejor del mundo, algo esponjado, no era ni chino, ni lacio, era complicado, pero se formaban lindos rizos en las puntas.

—Me agrada así.

Suspiro—Bien.

Abrí la puerta y tome mi bolso antes de salir del edifico, varias chicas salían también, iban para el mismo rumbo, el comedor principal y uno de los mas grandes del internado. En realidad había muchos comedores pero la cena únicamente se servía ahí.

Era por eso que al llegar estaba infestado de personas, todos sentados en distintas mesas.

—Esa de allá es tu mesa—murmuro Janni.

—¿No puedo elegir la que yo quiera?

Negó—Te acomodan por grupo, así que el tuyo es el de allá, diviértete.

Me sonrió alegremente mientras se alejaba de mi, estaba nerviosa, limpie mis manos sudorosas en mi vestido y camine con lentitud hacia la mesa.
Solo había un asiento libre junto a unas chicas. Arrastre cuidadosamente la silla y me senté, intenté sonreír y sorprendentemente una de ellas me la regresó.

Frente a mi estaba mi compañera de habitación, la cual claramente no me había visto, pues estaba prendida de la boca de un rubio. Se me hizo familiar y lo reconocí de inmediato cuando soltó los labios de Lina.

Era el idiota que casi me atropella, dejo a Lina y se prendió de los labios de la castaña que estaba del otro lado.

¿Andaba con las dos?

Fruncí el ceño al ver como repetía la escena una y otra vez, compartía las babas de ambas, era asqueroso.

—Repugnante, ¿no?—murmuraron a mi lado.

Era una morena de pelo afro, era muy linda a simple vista.

Sonreí y asentí.

—¿Quién les asegura que ese tipo no tenga fuegos en la boca?

Soltó una risita—O tal vez le dio un oral a otra tia y ahora comparten adn...

Arrugue la nariz y negué.

—Más que adn...—susurre.

—No le he dado un oral a ninguna piba en los últimos veinte minutos...—murmuraron—Pero ayer di uno, uno bueno.

Levante la vista y sus ojos se encontraron con los míos, eran color caramelo con verde. De repente las chicas ya no estaban, solo estaba él en la mesa.

—Eso es repugnante, ciertamente innecesario—conteste.

—¿Te molesta el poliamor?, a ellas no les importa, más bien—se inclinó un poco—les excita.

—Para nada, solo me causa repulsión que lo hagas en la mesa, si te tiras a las dos, al menos que cada una tenga su tiempo.

Sonrió—Ya entendí... tú también quieres, pero tienes que esperar tu turno, hay mucha fila.

Solté una carcajada—Que asco... prefiero besar a un sapo gordo y apestoso que a ti.

Eso lo hizo reír.

—Nadie se resiste a este sapo.

Se levantó de la mesa y se marchó, no sin antes besar a ambas chicas que acaban de llegar y penetrarme con la mirada mientras se alejaba.

—Eso fue... estupendo, nadie le responde así a André...—murmuro la morena.

—Es horroroso...

—Soy Sam—se presentó.

—Brook—respondí.

—Creo que seremos buenas amigas—aseguró.

Asentí.

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