Historias Únicas [AruAnnie]

Un abrazo de medio día

Un abrazo para recargar energías era ese momento del día que esperaba con ansías que llegara; me podrían llamar dependiente, me podrían decir que cambie del día a la mañana solo por un chico, pero no podía negar lo bien que se sentía luego de soportar toda una mañana entre papeles, reuniones y juntas con comunidades.

Nos encontrábamos en al pasillo, como él era el líder, tenía mucho más trabajo, por lo que entre cambio y cambio de sala nos topábamos, comentábamos algo rápido y nuestras manos se unían discretamente.

Sus brazos eran los primeros en moverse luego yo era la que lo abrazaba por la cintura y lo apegaba a mí, él apoyaba su cabeza contra la mía mientras me susurraba palabras de ánimo y yo aprovecho de enterrar mi rostro entre su hombro y cuello.

"Ya queda poco, ánimo, sé que hace frío, pero en la residencia cenaremos estofado"

"Un té o una cocoa caliente"

"Con tres de azúcar"

"Me iré al infierno, mi salud"

"Te acompañaré entonces, tenemos un puesto seguro allá"

Nos apretujábamos, era igual como cuando despertábamos por la mañana en la misma cama. Al sentir la gente acercarse nos separábamos rápidamente y nos despedíamos con una mirada muy sutil.

Así pasaba el resto del día. Pieck me molestaba que el perfume de Armin se me quedaba en el cabello y la ropa, según los chicos estaba de mejor ánimo, pero ¿Quién no?

Años esperando por el momento de reencontrarme con mi padre, años sintiendo que nada me importaba, ni la humanidad... Y ahora tenía un propósito en la vida, tenía un equipo, compañeros de guerra, mi padre seguía convida y a mi lado tenía la persona que me motivaba a querer seguir adelante y acompañarlo en todo este camino.

Un abrazo mejoraba todo más si cuando llegaba a casa podía abrazarlo sin descripción; los besos y las caricias sobraban y las buenas noches eran las mejores.

"Si tuvieras la oportunidad de dedicarte a otra cosa que no sea ser embajador ¿Qué serías?"

"Tal vez tendría un taller mecánico en casa, la ingeniería me llama la atención"

"¿Te quedarías en casa?"

"Sí, así podría calentarte los pies hasta tarde en invierno"

"Qué cursi, Arlert"

"Ya me conoces... ¿Y tú?"

"También, te haría compañía en casa y me encantaría que me calentaras los pies como ahora."

"Ahora estoy siendo tu almohada, es distinto"

"Ya me conoces"