27 - 🗡️Canción de Amor🗡️

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SIANA

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SIANA

Ade cayó al suelo desangrándose y sosteniendo su cuello con ambas manos. Pero sus ojos enseguida se perdieron en la nada. Conocía esa mirada; la había visto muchas veces en mis hermanas cuando morían sufriendo. Y en ese momento no había forma de salvarlo, ni habría ahumador cerca que pudiera atenderlo. Solo quedaba verlo mientras agonizaba bañado en su sangre.

—¡Alesi! —leí de la boca de la velamarilla—. Suelta ese cuchillo. Suéltalo.

—Ade... —pareció susurrar Asane, impactada con lo ocurrido. Uno de los aspirantes había muerto.

Pero así es la guerra.

El velaverde invocó raíces y vides del suelo. De las extensiones salieron filosas espinas que nos atacaron. La velamarilla retrocedió y Asane usó desplazamiento sombrío para sacarme de allí. Todas nos alejamos.

—¿Qué era eso? —preguntó Asane con señas—. El de las vendas en los ojos. ¿Qué le hizo?

Miré a Alesi. Estaba Avivando y en posición de lucha. Al parecer le ordenaron matarnos. Mina le estaba diciendo cosas que, por la distancia, no pude leer.

—Lo controla —le respondí—. Habilidad nivel experto de un velamorada, pero esa velocidad... Esa es la velocidad de un velamarilla..., no lo entiendo.

¿Será que es un...? ¿Un velablanca? No, no puede haber otro. Las profecías no tendrían sentido y toda la historia sería una equivocación. Asane era la única.

—Quiere matarnos —dijo Asane.

—Si quieres salvar a Alesi, debes buscar al que lo controla y matarlo. Es la única forma. Nosotras intentaremos detenerlo sin lastimarlo.

Ella asintió y se fue a buscarlo.

Inhalé humo rápidamente. Era mi última vela selai, así que debía ahorrarla lo suficiente. Mis músculos se tensaron, pero aligeré mi peso casi a la mitad. Aumenté la fuerza en mis pies y di un salto hacia donde se encontraba la velamarilla esquivando latigazos.

Caí a su lado sostuve una de las raíces de Alesi. Aumenté la fuerza de mis brazos y mi peso para equilibrarme. Arranqué la raíz del suelo y esta se deshizo.

—Asane fue a buscar al velamorada que lo controla —le dije. Ya no me importaba si estaba gritando o susurrando—. Debemos distraerlo un rato.

Ella asintió y esquivó el golpe de una extensión con espinas con gracilidad. Creó una lanza de luz y se preparó para recibir otro latigazo de Alesi.

Yo traté de acercarme al chico, pero una ráfaga de espinas hizo que me detuviera a cubrirme el rostro. Ninguna de las espinas atravesó mi piel endurecida, pero uno de esas extensiones me empujó hacia un lado y terminé cayendo entre un montón de escombros.

La velocidad de la velamarilla hizo que la perdiera de vista. Ella ya estaba cerca del chico e intentó darle en la cabeza con la lanza. Era una buena idea noquearlo, pero ella se arriesgaba a ser envenenada si se acercaba demasiado. ¿En qué estaba pensando?

Lo vi en sus ojos. Lo amaba.

Afortunadamente no fue envenenada, sino empujada con una raíz hacia las ruinas de una casa. Tardó en ponerse en pie de vuelta, pero creó un escudo de luz y otra lanza; esta vez afilada.

Estaba decidida a adentrarse hacia él.

Yo quise hacer lo mismo. Y como me había dado la espalda, tenía más oportunidad. Aumenté la fuerza de mis piernas y di un salto hacia Alesi. En un instante, estaba sobre su cabeza. Solo debía caer y noquearlo, pero...

Una de sus raíces me atrapó en el aire. Luego otra y luego otra. Sostuvieron mis piernas y una se enroscó alrededor de mi garganta. Intentaba ahogarme, pero yo seguía avivando, así que sería difícil.

Pero mi llama interna se estaba apagando.

Aquello redujo mis fuerzas. Pronto me quedé sin tanta y me costaba respirar.

—¡Suéltala! —leí que decía Mina.

La raíz presionó más. Comenzaba a ver borroso.

Vi como la velamarilla atacó al chico, atravesando un ejército de raíces y cortándolas desde el suelo. Se estaba abriendo paso, pero pronto fue repelida por un latigazo tan brusco que la chica terminó arrastrada en el suelo.

Yo intentaba liberarme, aumentando la fuerza de mis manos, para romper la gruesa raíz. Comencé a sentir pinchazos en mi garganta. Las espinas trataban de atravesar mi dura piel, pero no podían. Aquello me ponía nerviosa, pues se me estaba apagando la llama.

Moriré y no sabré si mi madre sigue viva, pensé.

Alesi dejó de prestarle atención a Mina, aún tirada en el suelo, y se giró a verme.

Yo comenzaba a ceder. Mis manos soltaron la raíz y ya no sentía mis piernas. El mundo parecía estarse oscureciendo a medida que mi llama se apagaba.

Entonces Mina apareció en un pestañeo detrás del chico. Sus ojos encendidos en el amarillo del sol. Dijo algo al oído del chico que pude leer a pesar de la distancia:

—Te amo.

Y una lanza de luz atravesó el pecho de Alesi. Sus ojos se apagaron y las raíces al fin me soltaron.

Cuando caí al suelo de rodillas, apagué mi llama interna. Estaba mareada y adolorida, así que vi poco:

Alesi acostado con la cabeza en los muslos de ella.

Mina llorando y tratando de usar su habilidad de curación para que él sobreviviera.

El pecho del chico lleno de sangre.

Las manos de la chica brillando con intensidad.

—¡Alesi! —leí de su boca. Lloraba hasta por la nariz y su pecho estaba agitado, la cara roja—. No te vayas. Ni se te ocurra dejarme. No me dejes, ¡te lo ordeno! No mueras. Por favor, carahuevo.

—Mina... —dijo Alesi, abriendo los ojos, mirándola con ternura—. ¿Qué me ocurrió?

—Yo... —Mina no podía mirarlo a los ojos—. Yo te clavé una lanza y...

—Hiciste bien —dijo el chico. De su boca salía un chorro de sangre—. Salva la libreta, Mina. Está en mi riñonera. —Tosió y escupió más sangre—. Te ves hermosa, ¿ya te lo he dicho? Serás una gran ahumadora.

—Alesi. —Ella estaba desorientada.

—No llores. Cántame una canción —le pidió él—. Tu voz... —Tosió—. Extrañaré tu maldita voz.

Y ella comenzó a cantarle. Lastimosamente no pude escucharla, pero se notaba que al chico le hacía feliz. Cerró los ojos y unas lágrimas bajaron por su mejilla.

Alesi murió con una sonrisa. 

NOTA: holis

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NOTA: holis. Los tkm. Escribí este capítulo llorando, jajajaj. ¿También están llorando? 

ASANE (Ya en físico)Where stories live. Discover now