22 - 🗡️Poder de Elania🗡️

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SALASAI

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SALASAI

Era el día del examen. Muy temprano por la mañana, fuimos con Asane caminando hasta la Torre de la Vela. Sí, caminando. Quería enseñarle que no siempre debía de utilizar sus habilidades para trasportarse, pero al parecer estaba bastante acostumbrada a caminar.

Quizás pasó mucho tiempo con mi padre.

—Es muy hermosa —musitó Asane, impresionada cuando llegamos a la entrada.

—Lo es —convine.

Era el símbolo del poder imperial, la sede de las Órdenes de Ahumadores, una de las maravillas más antiguas conservadas en el mundo. Desde la lejanía, la sombra de la gran edificación alcanzaba a verse antes incluso de ingresar a la capital del Elanato de Ashai.

La torre estaba cimentada en medio de un bosque, a orillas del Río de Lana, construida con pesados bloques de piedra oscura talladas por antiquísimos Maestros velazules, trasportados por velarosas y asegurados por velaverdes que hoy en día tienen sus nombres tallados en su obra.

—Ocho pisos —dije orgullosamente—, cada uno de un tamaño descomunal. Cada piso creado para una misión específica: proteger, educar y entrenar a los futuros héroes de la patria...

—Qué aburrida —interrumpió una voz. Era Aisana. Al lado suyo estaba el chico velaverde anotando cosas en su libreta mientras la seguía—. Siempre quise orinar desde la Terraza Superior.

Miré a la mujer. Empezamos a adentrarnos a la muralla. Venían cada vez más aspirantes y sus maestros. Todos con sus uniformes.

—Es Sangre Venenosa —susurró un chico velamarilla a otro velamarilla, encostados hacia el interior de la muralla, donde un par de estatuas viejas decoraban el camino hacia la recepción.

—Y viene con Lobo Muerto —dijo el otro, con acento sureño—, la Subcomandante de la Primera Orden.

—Adoro la fama —dijo la Maestra velaverde con soberbia en la mirada—. Los fanáticos me dan el amor que mis padres nunca me dieron.

Alesi soltó una carcajada.

—A él le gusta mi humor —dijo Aisana, señalando con la mirada a su Aspirante, quien había guardado su libreta—, no como tú, Sala. Sospecho que tu apodo se debe a que tienes el humor de un lobo muerto.

—Se debe a que me comí a uno —dije.

Aisana volteó los ojos. Miró a Asane.

—Te compadezco, niña —bromeó.

—No soy una niña —dijo Asane. Tomó a Alesi de la mano—. Me lo llevaré un rato.

Y se lo llevó hacia un pequeño grupo de Aspirantes, los chicos con los que habían entrenado en el barco. Sam saludó a Alesi y sonrió a Asane, Mina se acercó al velaverde y este se puso rojo. Ade, el gordito, seguía estudiando un libro enorme y Siana hizo gestos a Asane que ella no supo entender.

ASANE (Ya en físico)Where stories live. Discover now