11 - 🗡️Salmos de Lana🗡️

151 21 84
                                    

SIANA

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

SIANA

El sudor resbaló por mi frente y terminó en mi boca, donde pude sentir su sabor salado y acido. Di una patada alta con dirección a su cabeza. Asane detuvo mi golpe y retrocedió. Estaba agotada, o al menos eso notaba al ver su respiración. Estábamos solas esa noche en medio del claro en las afueras de la Ciudad de los Héroes.

Ella atacó. Sus ataques siempre eran un conjunto de maniobras predecibles. Patada de derecha, giro corto sobre su eje, golpe ladeado con su antebrazo hacia mi cabeza, golpe de gancho izquierdo con dirección a mi pecho. Era como una formula, pero no siempre las formulas funcionan, menos contra una velarosa.

Me protegí de cada golpe con maestría.

Pero luego hizo algo impensado. Siguió adelante con los brazos abiertos sin proteger la cara. Con una velocidad que no había visto antes en ella, rodeó mi torso y se arrojó hacia el frente, haciéndome caer al suelo de espaldas. Intenté liberarme, pero se aferró a mis brazos y su peso corporal había inmovilizado mis piernas.

Sonreí. Era la primera vez que me pasaba en años.

Asane se veía orgullosa, pero cansada. Estaba encima de mí, con sus manos impidiendo que moviera mis brazos, con sus caderas y glúteos sobre mis piernas. Con su rostro muy cerca del mío. Sentí su respiración acelerada. Por un segundo sentí que mi corazón dejaba de latir. ¿Qué estaba pasando conmigo?

—Te gané —movió sus labios.

Yo asentí.

Ella se tiró a mi lado, cansada. Se puso de pie y luego me ayudó a levantar también. Ambas estábamos sudadas y sucias, pero por la oscuridad, aquello no se notaba tanto. Aunque si un poco el aroma a axilas húmedas.

—No debes retroceder siempre que te veas acorralada. —No sabía cómo sonaba mi propia voz. Ya no recordaba si tenía un tono grabe o agudo. Aguda como recordaba la dulce voz de mi madre. Debía hacer esto. Debía recuperarla.

Asane sonrió, ladeando la cabeza. Movió los labios sin dejar de proteger su rostro por si acaso.

—No tuve de otra —leí de su boca.

Me pregunté si ella me escuchaba. En el fondo yo deseaba hacerlo, pero me contentaba con verla. La miraba mucho. Su rostro redondeado, su piel morena, la forma en la que relamía sus labios antes de decirme algo, la manera tan inocente con la que miraba a las personas, las trenzas de su cabello negro.

—No estoy armada —dije—. No debes temer, solo avanzar y maniobrar. No hace falta pensar.

—Es fácil decir eso siendo una velarosa —dijo ella, moviendo sus labios lentamente—. Ustedes están hechas para la batalla. Sin necesidad de componer.

Tenía razón.

—Tú se supone que eres la velablanca —dije—. Eso te hace tan velarosa como yo. Deja que tu cuerpo haga...

ASANE (Ya en físico)Where stories live. Discover now