22 - 🕯️Muertos y sombras🕯️

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A veces sentía que las almas de mis victimas me perseguían, gritándome y reclamándome en sueños

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A veces sentía que las almas de mis victimas me perseguían, gritándome y reclamándome en sueños. Me acostumbré a dormir lo menos posible para no verlos ni oírlos, pero siempre pensaba en ellos. Recordaba sus rostros llenos de miedo mientras mi espada les arrebataba el aliento.

El viaje fue largo y reflexivo. No traje a Namai. Ella era una mujer pura y no debía verme como verdaderamente yo era. Un monstruo. Un asesino. Le había explicado mi plan, me regaló una poción y luego la abandoné como abandono todo lo que quiero.

Desde lejos ya lo pude avistar. Túmulos de roca y granito, monumentos grises y otros pintados de negro. Era todo un campo ocupado por dueños que no podrían quejarse de lo que les haría.

—Detente —le ordené.

La loba se detuvo. Habíamos llegado al cementerio de la capital del Imperio Elaní. No era muy distinto al gobierno de Alashiai, pues ambos eran imperios. Ambos tenían un vasto territorio que consiguieron conquistar de la misma forma. Con sangre.

Miré mi espada y recordé lo que me había dicho Namai antes de partir y dejarla sola de nuevo. "Regresa completo". Recordé su rostro, la sabiduría de su voz, el aroma de su pelo y el calor de su fina piel. Sabía que era una prostituta, pero no podía negar que sentí algo por ella que era imposible de ignorar.

Pero un romance con una mujer del bajo mundo no era más importante que mi misión. Debía capturar a la niña. Debía conseguir mi fortuna para luego regresar.

Regresar completo.

La loba me seguía a todos lados. Era rápida y fuerte. Para llegar tuvimos que tomar muchos atajos, pues la mejor manera de capturar a la niña era llegando primero. La loba fue difícil de domar, pero con mis habilidades la doblegué. La nombré Sangresucia porque cuando se echaba cagadas sangraba. Por fortuna Namai también la curó.

Crucé la pequeña muralla que dividía el claro que se extendía hasta la rivera oeste y el cementerio imperial. El aroma a muerto me dio nauseas. Todavía no me acostumbraba ni debía hacerlo.

Me di cuenta que ya estaba amaneciendo y que debía apresurarme con el plan para poder interceptarlos a tiempo en el camino.

—Necesito un ejército —le dije a Sangresucia.

Ella gruñó en respuesta.

—¿Qué? ¿Te parece una mala idea?

Ella fue a una tumba y comenzó a desenterrar al muerto. Supuse que era por hambre. Sus patas se volvieron marrones hasta que consiguió uno de los huesos del cadáver y comenzó a mordisquear.

—Si —le dije—. Esa es una gran idea, Sangresucia. Desenterrarlos hará más sencillo el traerlos de vuelta.

—¿Quién anda ahí? —dijo una voz. Era el cuidador. Esperaba que no sean muchos.

No me quise esconder, pero cuando me vio comenzó a correr, seguramente para alertar a sus superiores.

La loba corrió detrás de él y lo atrapó con facilidad. Sus afilados colmillos lo destrozaron pero sus gritos de terror hicieron que varias luces se encendieran de la nada. Eran más guardias. Uniformados de gris.

Encendí una vela selai e inhalé. Mis ojos brillaron en negro perla. El poder de la Composición recorrió mi cuerpo, vibrando en mi sangre. Desenvainé mi espada.

—No quería hacer esto —susurré preparándome para la masacre—, pero ustedes empezaron.

Me trasporté a través de las sombras. La noche me hacía más fuerte, más rápido, más mortífero.

Uno desenvainó una espada, dejando su lámpara de vela en el suelo. No podía verme ya que anulé su capacidad de visión apagando la llama de su lámpara. Estaba solo por ahora, esperando que sus compañeros vinieran a hacerle compañía. Sentí su miedo, estaba temblando. Quería huir y tal vez hubiera sido la mejor opción, pero tardó demasiado en tomar una decisión.

Estaba él solo contra la incertidumbre. No sabía a quién o a qué se enfrentaba. Sangresucia se había ocultado en la penumbra de un panteón. El hombre decidió intentar correr. Lo asfixié con mi oscuridad hasta que se quedó sin aire y murió.

Luego llegaron sus compañeros. Tres hombres más. Perseguí a los guardias uno a uno, atravesándoles el pecho, para no maltratar a los que serían pronto parte de mi ejército de muertos.

Y parte de mis recuerdos.


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ASANE (Ya en físico)Where stories live. Discover now