Especial de cumpleaños

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–Mick, es tu cumpleaños 22...y no quieres hacer nada para celebrarlo.– dijo Andrea volteando a verlo.

–Prefiero quedarme acostado a tu lado todo el día.– dijo Mick acomodando su cabeza en el pecho de Andrea.

–Pero eso lo podemos hacer todo el tiempo, deberías de escoger algo más...especial.– dijo la mexicana jugando con el cabello de Mick.

–Tengamos un hijo.– dijo Schumacher con los ojos cerrados.

–Uy si claro, tan fácil que es criarlos...– dijo Hernández riéndo ante la idea del alemán.

–¿Qué dices? Un hijo nuestro sería un encanto, que tenga tus ojos y tu sonrisa, sería un sueño.– dijo Mick alzando un poco la cabeza para verla.

–Mick, por más que amo la idea de tener hijos contigo, definitivamente no es el momento.– dijo Andrea besando la frente del alemán.

–Bueno, pero ya lo dijiste, así que aunque sea adoptado, tendremos hijos eventualmente.– dijo Schumacher volviendo a acomodar su cabeza.

–...Seguimos sin resolver que haremos hoy.– dijo la mexicana sonriendo.

Mick cerró sus ojos y se enfocó en la respiración de la mexicana, ya llevaban un tiempo saliendo otra vez, muchos decían que ellos solo conocían la etapa de luna de miel del otro, que en realidad no habían tenido que afrontar obstáculos, claramente esas son personas que no los conocen. Se sentía pleno, por primera vez la tenía para el, sin que les importará la opinión de los demás, era el hombre más feliz del mundo.

–Ya se que quiero.– dijo Mick después de haberse quedado callado unos minutos mientras disfrutaba las caricias de Hernández.

–¿Qué quieres?– preguntó Andrea.

–Otro perrito.– dijo el alemán.

–Otro perrito...pues estaría bien.– dijo Hernández.

–Claro, Angie y Chilito merecen otro hermanito.– dijo Schumacher viendo a los perros durmiendo a los pies de la cama.

–Pues hay que buscar donde podemos adoptar uno.– dijo la mexicana sonriendo.

Después de haber sacado a los perros a pasear y desayunar, Mick y Andrea se empezaron a arreglar para ir a recoger a su nuevo perrito.

–Oye me voy a bañar.– aviso Andrea viendo a Mick atentamente.

–Me avisas cuando salgas, yo también me quiero bañar.– dijo el alemán.

–Mick...– dijo Hernández haciendo una seña con la cabeza para que Mick entendiera.

–Oh, claro.– dijo Mick sonriendo mientras se paraba y cargaba a Andrea como costal de papas.

La mexicana soltó un grito ante la respuesta, en el camino al cuarto los perros empezaron a saltarles al escuchar sus risas.

–¡No! ¡Angie, Chilito!– gritó Andrea riendo a la vez que el alemán le daba una vuelta haciendo que ella se aferrará a su hombro.

Después de haberse duchado y bajaron para ir al centro de adopción.

–¿Podemos ir en moto?– preguntó Mick sonriendo.

–Tu sabes que amo eso, pero vamos a traer un perrito y tendremos que pasar a comprar sus cosas.– dijo Andrea con una mueca.

–Buen punto.– dijo el rubio agarrando las llaves del carro.

Mick se subió de piloto y Andrea de copiloto, prendieron la radio y en automático empezó a sonar Tiny dancer de Elton John. Siempre que Mick escuchaba esa canción pensaba en Andrea, ella le enseño esa canción y siempre se ponía a cantarla cuando nadie más la veía.

Hold me closer, tiny dancer, count the headlights on the highway.
Lay me down in sheets of linen, you had a busy day today– cantaba la mexicana sosteniendo la mano de Mick, el cuál la veía con un brillo en sus ojos que solo aparecía cuando estaba con ella.

Llegaron al centro de adopción y se pusieron a ver a los perritos que habían ahí, estaban buscando hasta que se encontraron con un pastor australiano con pelaje gris y blanco, sus ojos tenían heterochromia y apenas era un cachorro. En cuanto el perro los vió empezó a ladrar y brincar.

Mick se hincó para poder acariciarlo y cargarlo, Andrea sonrió enternecida al ver la escena.

–Creo que ya tenemos uno.– dijo Mick sonriendo mientras cargaba al perrito que le daba besos.

–Ay, no!– dijo el alemán riendo al ver que el perrito le lamía la cara.

–Recuerdame no darte besos hasta que te laves la cara.– dijo Andrea riéndo.

–Ya vez.– dijo Mick alejando al perro de su cara y viéndolo con los ojos cerrados.

El perrito solo lo veía con la cabeza inclinada como si lo entendiera.

–Bueno ya se dijo, te vienes con nosotros pulgoso.– dijo Andrea acariciando al canino.

–Se que es un nombre básico...pero así se va a llamar.– dijo Mick mientras caminaba hacia uno de los encargados.

Heeeeeeey, ya actualice hoy pero tenía que poner un extra por el cumple de Mick, espero que les haya gustado.

Branqui

Midnight rain || Mick Schumacher Donde viven las historias. Descúbrelo ahora