Prólogo

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Finales de agosto
2019

–No te entiendo Andy, podemos ser felices, te puedo dar todo lo que quieras así sea una maldita estrella.– dijo Mick desesperado.

–Mick, el punto no es lo que me puedas dar, la luna y las estrellas, yo no soy lo que tú quieres. Tu quieres una esposa, alguien que te espere en casa con los brazos abiertos, yo apenas estoy haciendo mi nombre, persiguiendo la fama, las victorias.– dijo la pelinegra sintiendo sus ojos picar por las lágrimas, pero no tenía derecho a llorar cuando ella era quien lo estaba alejando.

–No es así, por ti podría dejar la Fórmula si eso quieres, pero porfavor no me dejes.– dijo el menor de los Schumacher con los ojos cristalinos, Andrea mentiría si dijera que no se le rompió el corazón al verlo así y saber que ella era la razón.

–Es que no te estoy pidiendo eso, por dios, Mick. Nunca te podría pedir que dejaras algo que has deseado tanto y amas de esa manera, solo que la gente no me verá como piloto si estoy a tu lado.– dijo la mexicana sintiendo desesperación.

–Andrea, tengo demasiada presión para conservar el legado de mi apellido para que me digas eso...– dijo el alemán.

–No lo digo por tu legado, simplemente no puedo salir con nadie que esté en la Fórmula, pensarán que compre mi puesto, DE POR SI YA LO HACEN, no puedo permitir un mínimo error, no puedo descansar, sobre todo no ahora.– dijo Andrea decidida.

–¿Por qué siempre trabajas como si se te acabará el tiempo? ¿Cómo si lo necesitarás para vivir?– preguntó Mick.

–Porque la historia tiene sus ojos en mí, soy la primer mujer que ha llegado a marcar puntos en una carrera, un paso en falso y todo se desploma. Y seguirán diciendo que las mujeres no van con los carros.– dijo agarrando a las manos de Mick para que la viera.

–Te amo, nunca dudes de eso, Mick, tu vida es básicamente de revista, y me hiciste sentir parte de ella, con tu familia tan cariñosa y perfecta, yo me sentía como un sueño cuando para tí es lo de todos los días, y alumbraste mi vida, como un rayo de sol...pero no te puedo dar lo quieres, lo que mereces.– dijo Andrea con los ojos llorosos, una lágrima rebelde se escapó y termino cayendo en la mano que Mick tenía en su mejilla.

–No te puedo obligar a quedarte, pero quiero que sepas que estoy para ti, en lo que necesites.– dijo el rubio juntando sus frentes a pesar de la diferencia de altura.

Andrea cerró sus ojos cafés unos instantes intentando grabar en su mente el suave toque del alemán, sabía que nada volvería a ser lo mismo, tomarían distancia, eso estaba más que claro pero eso no quitaba que le doliera.

El quería lo cómodo, pero ella quería ese dolor.

Tenía que construir su vida antes de siquiera pensar en estar en una relación, lo hacía por su mayor sueño y su carrera, dejando de lado otro sueño.

Midnight rain || Mick Schumacher Where stories live. Discover now