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Te'Suaí (15 años)

Tenía la mirada fija en el Yerik, la distancia que nos separaba no era mucha pero sí la suficiente para que no se diera cuenta de mi presencia aun. Mi cuerpo estaba levemente inclinado hacia adelante, ya llevaba un tiempo con el arco en posición. Todo apuntaba a ser una cacería perfecta, los Yerik eran dóciles herbívoros con una agilidad impresionante para moverse a través del bosque. A los cazadores primerizos se les complicaba las primeras veces atraparlos pero con el tiempo uno aprende el truco de esta especie, ser paciente y acercarse con el mayor sigilo posible. Cierro los ojos y los aprieto con fuerza cuando una imagen se proyecta en mi mente, una silueta femenina en el suelo con una sonrisa suave dibujada en su semblante.

Mawey, guerrera.

Tú puedes con esto y con más.

Abro los ojos y afilo la mirada en el animal que aún se encontraba alimentándose con tranquilidad. Apunto de soltar la flecha directo al abdomen de la presa, mi cuerpo se tensa cuando las palabras de padre retumban con fuerza en mi cabeza.

"Si esto continua, un nuevo líder llevará el cargo de tu grupo de cacería. Debes mostrarte fuerte frente al clan, serás quien lo dirigirá algún día los guíe y tu debilidad se puede convertir en la del clan. Te necesito fuerte" – Jake Sully

Luego de aquellas palabras, tome mi arco y me lance a la profundidad del bosque en silencio. Tres semanas sin haber hecho el intento de cazar o cumplir el deber de líder de caza. Tres semanas desde que Urì había muerto y aún lo sentía como el primer día. Tres semanas en que yo no había podido pronunciar ninguna palabra. Quizás lo que estaba haciendo estaba mal, pero yo igual estaba mal.

Enfócate.

Tienes que ser fuerte.

Pero ¿Cómo puedo ser fuerte si me siento tan débil?.

Sacudo con suavidad la cabeza intentando no alertar al animal, trato de enfocar mi mente en la cacería. Aprieto los dientes con fuerza al sentir como el latido de mi corazón aumentaba con cada amague que hacía para lanzar la flecha. Suelto un grito ante la acumulación de rabia y frustración en mi interior, dejándome guiar por mis emociones estrelló con fuerza mi arco hacia al suelo.

Tanto entrenamiento para derribarme en el primer golpe.

Dejo caer mi cuerpo hacia al árbol a mis espaldas y me deslizó con lentitud mirando como el Yerik sale despavorido al hacer notar de manera estruendosa mi presencia. Siento como mis ojos comienzan a llenarse de a poco de lágrimas y esa sensación asfixiante de esa presión en mi garganta regreso, como usualmente me pasaba.

Patética.

Imágenes llegan como rayo a mi, recuerdos que antes eran parte de mi alegría se han vuelto una tortura. En cada uno de ellos ella estaba presente. Yo enseñándole a cazar, mostrándole las rutas del bosque, llevándola a volar hasta que consiguiera su propio Ikran, cada uno de ellos se proyectaban de manera dolorosa desde su partida con Eywa.

Ella se fue, la perdí tan rápido que ni siquiera me dio tiempo a ver la magnitud de su brillo.

Una estrella se apagó y ni siquiera le dieron tiempo a brillar o no el suficiente.

No soy consciente de cuando mi respiración se había vuelto pesada y había comenzado a jadear en búsqueda de aire. Una punzada se había instalado en mi pecho, un golpe de desesperación comenzó a invadirme cuando comencé a temblar de manera involuntaria. Cierro los ojos con fuerza y me percato de que las lágrimas habían comenzado a salir desde hace ya tiempo.

La Sully Mayor »  Avatar: El camino del aguaWhere stories live. Discover now