Final (2)

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Amore mio

Balderik

— Balderik ¿me copias? — Agarro el walkie-talkie con el que me comunico con Hela y Gian Lombardi. Hace horas ellos ya salieron para subirse al helicóptero.

— ¿Qué pasa, Hela? Ya estoy cerca.

— Llegamos al lugar y es un completo baño de sangre — Suspira — Brigid mató a los guardias de la capitana, incluyéndola a ella también pero de Desmond no hay rastro, ni siquiera de Brigid.

— Está en Warton Crag, en el noreste — Digo cuando el punto rojo sigue indicando el mismo punto, no se ha movido de ahí desde hace cuarenta minutos — ¿Hay rastros de Denzell? — Suelta otro largo suspiro.

— Encontramos a Briana — La sobrina de Brigid — Y a los hijos de Ekaterina y... Denzell está aquí.

— ¿Está bien? — Preguntó esperanzado, pero aquello muere enseguida ante su largo silencio — ¡Hela!

— Lo estoy llevando al hospital — Siento presión en el tórax y aprieto con más fuerza el volante — No está respirando bien y... Briana me informó que le inyectaron una dosis — Aprieto los dientes con fuerza que hasta la mandíbula me duele — Dijo que sus pulmones han sido dañados y que tendría un defecto en los ojos, acabo de revisarlos y... es verdad — Parpadeo una y otra vez queriendo aclarar mi visión — Denzell tiene heterocromía central, sus ojos siguen siendo verdes, pero en el centro, alrededor del iris cambiaron al azul de Brigid.

— ¿Qué hay de sus pulmones?

— Estoy de camino con el médico de la Bratva. Gian se fue a buscar a Brigid en el auto, yo traigo conmigo a los chicos en el helicóptero, no te preocupes.

— ¿Revisaron la casa?

— Dejamos los explosivos como ordenaste.

— ¿Tienes los tigres contigo?

— No, Stripes y Hannibal están con Gian. Nosotros estamos bien, Balderik, pero tú necesitas apoyo en caso de que la gente de Desmond está dispersada y si Gian llega a donde está Brigid, necesitará a los tigres.

— ¿Están lo suficientemente alejados? — Preguntó en cuanto agarro el control que trae solo un botón rojo.

— Sí, ya estamos demasiado alejados — Y sin pensarlo dos veces, oprimo el botón que hará estallar el lugar de Desmond en cuatro minutos.

Alzó la mirada cuando la colina de piedra caliza aparece frente a mi. Siento la sangre hervir cuando veo a Brigid caer al suelo con demasiada fuerza, se aparta el cabello y los dientes me rechinan cuando veo que escupe sangre.

— Dile a Gian que se de prisa — Digo antes de frenar de golpe y salir corriendo de la camioneta — ¡Apresúrate Thomas! — Las camionetas se detienen y mis hombres bajan apresuradamente con sus armas.

— ¿Mamá? — Veo a Jezabel bajar del auto — ¡Mamá! — Araziel corre detrás de su hermana y la rodea con su brazos, evitando que continúe avanzando — ¡No, suéltame! — Solloza — ¡Mi mamá nos necesita, Araziel!

Me echo a correr junto con mis hombres sintiendo como el corazón me late con fuerza en el pecho. No puedo y no quiero llegar tarde, además de que no podía seguir escuchando como mi hija lloraba.

«No debí traerlos conmigo así me suplicaran venir»

La imagen del rostro de Brigid vuelve aparecer en mi mente haciéndome sentir la sangre hervir. Amoratada y llena de sangre.

«Me la está volviendo mierda»

Me muevo con rapidez, agudizo mis sentidos mientras corría y esquivaba las ramas y rocas que me encontraba en el camino. El rugido de un tigre me hace detenerme cuando cae frente a mi con el cuerpo de un hombre gritando de dolor. «Hannibal» pienso al ver como la nieve y su pelaje se manchan de color carmesí.

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