(30)

9 0 0
                                    

Malas noticias

Desmond

— No puedes hacer esto — Dice Ekaterina tratando de zafarse de las cadenas que están pegadas al techo.

La Ekaterina que encontré al llegar no era la misma que estaba viendo ahora. Estaba temblando y buscando desesperadamente con la mirada una salida.

Ya era momento de deshacerme de ella, mi hijo ya no necesitaría de ella y Briana ya no será débil por juntarse con ella, está mujer que solo ha sensibilizado a mi hija Briana, tanto para que mi propia hija me rogara para que la dejara ser libre, me hizo prometerlo y lo estaba cumpliendo, había dicho que lo haría a mi manera y... lo estoy haciendo.

— Te dije que te mantuvieras alejada de Briana, no hiciste caso y ahora pagarás las consecuencias de eso — Digo mientras preparo la jeringa que contenía la dosis que había creado mi hija.

— Tú eres quien va a pagar las consecuencias, Desmond — Sonrió de lado — Estoy segura de que tu muerte será digna de alguien como tú.

— Pero primero las damas, señora Petrova.

Y haría que sufriera lo suficiente por haberse entrometido en lo que no le debería de haber importado. Mañana escondería a la mocosa en las jaulas que tenía preparadas, luego me iba a deshacer de ella, pero por ahora solo iba a ser Ekaterina.

No le había dado ni un minuto para despedirse de su hija, la mocosa ahora mismo estaba llorando en la habitación, estaba sola. Ekaterina estaba sufriendo desde ya, pero eso no es suficiente, aquello nunca es suficiente para mi.

— Y tu hija se reunirá contigo después — Se agita con fuerza y las lágrimas le empapan el rostro enrojecido — Nada me quitará la satisfacción que tendré ahora mismo, Ekaterina, y por mucho que quieras ver mi descenso, no podrás, porque ahora mismo la que tendrá el descenso, vas a ser tú.

Pasó un algodón por su brazo y ella se retuerce queriendo evitar lo inevitable. Pongo los ojos en blanco cuando empieza a maldecirme, así que entierro la aguja sin ningún tipo de piedad, sin importarme que se haga daño en el proceso.

Ella suelta un jadeo de dolor cuando la dosis entra por completo en su sistema.

— Y ten en cuenta que tu pequeña niña, va a pasar por lo mismo que estás sintiendo ahora mismo — Sonrió cuando su mirada temerosa se encuentra con la mía — Nos vemos en el infierno, querida — Digo antes de que su cuerpo empiece a agitarse con violencia, las cadenas hacen tanto ruido que la suelto y su cuerpo cae al suelo. Espuma sale por su boca y sus ojos se vuelven completamente blancos.

Me quedo ahí, parado, observando como su cuerpo sufre. Aquello es tan placentero, tan fascinante que mis ojos no se pierden ningún detalle. Pronto los siguientes en pasar por esto sería Balderik y los engendros que procreó con mi mujer. Si todo sale como planeo, Brigid saldrá ilesa y no pasará por lo mismo, eso solo si tiene suerte.

Agarro la siguiente dosis, estoy seguro de que esto no lo va a poder soportar, su cuerpo ya era mucho más débil cómo para soportar algo más letal.

— Que desperdició — Digo en cuanto me inclinó para inyectarlo. El cuerpo de Ekaterina se sentía como una piedra, aún estaba teniendo convulsiones, pero su cuerpo ya había optado por ponerse rígido.

Hasta aquí llegó Ekaterina Petrova. «Una menos»

— Quémalo — Le digo a la capitana — Pero deja algo de ella para que sepan cómo fue que falleció.

«Será una gran noticia para Brigid»

Pienso y sonrió en cuanto una imagen de ella llorando me satisface aún más y estaba ansioso por tenerla frente a mi.

Únete a mi...Where stories live. Discover now