Harry Potter y las Reliquias de la Muerte: Amor y Redención.

Capítulo 20.

Momento de decisiones y nuevos peligros.

Hermione P.O.V.

Mi mente simplemente no era capaz de procesar lo que había pasado esa noche. No sé ni cómo terminé de hacer el conteo de miembros del Ejército de Dumbledore. Aunque ninguno fue herido de gravedad, teníamos veintitrés muertos. Una cifra mucho peor que cuando atacamos el Ministerio. Los ánimos que ya se empezaban a levantar ahora estaban bajo tierra. Y lo peor era que ante la idea de que habíamos sido traicionados por dos de nuestros aliados de mayor confianza hizo que muchos miraran con desconfianza hasta a sus mejores amigos. Para calmar las cosas, Astoria preparó un poco de poción de la verdad.

-Si hay alguien aquí que sea un traidor, lo averiguaremos luego de que se tomen la poción-me explicó mientras la vertía discretamente en el jugo de calabaza que estaban preparando-es cierto que la poción se puede contrarrestar, pero sólo si supieras lo que te estás tomando.

-Astoria, no...

-No me vengas ahora con que no estás segura Hermione-Astoria me miró muy seria-¿crees que a mi me gusta hacer esto más que a ti? No. Pero dime, ¿tenemos otra opción?

Medité la pregunta un rato.

-No.

-Bien-me pasó un vaso con el jugo y tomó otro-¿juntas?

-Juntas.

-Salud.

Ambas nos tomamos el jugo y de inmediato sentí algo extraño en mi interior. Y sabía que no era que el jugo estuviera mal hecho.

-Muy bien-dijo Astoria-¿eres espía de Tom Riddle?

-No, ¿tú lo eres?

-No.

-Dos menos. Hay que dárselo a los demás. 

Uno por uno, todos se fueron tomando el jugo sin saber lo que contenía. Wood y Angelina no querían, estaban destrozados y no tenían ganas de nada. Normalmente no se les veía tan mal excepto cuando perdían un partido de Quidditch. Siempre pensé que eso era lo que a ellos les importaba más que ninguna otra cosa. Ese día, todos descubrimos de la peor manera posible que no era así.

-Vamos, chicos. Yo sé que están muy mal. Hoy también perdí amigos muy queridos de Slytherin-les dijo Astoria poniéndoles un vaso a cada uno-justo por eso lo necesitan, los hará sentir mejor.

Todavía dudando, ambos finalmente se tomaron el jugo.

-Muy bien, ahora vengan con nosotras. Tenemos que dar un aviso muy importante.

Poco a poco, todos los integrantes del Ejército de Dumbledore se agruparon frente a nosotras. 

-Muy bien, pongan atención-sabía muy bien que no se podía soltar una bomba como la que estaba a punto de soltar sin salir ilesa, pero como dijo Astoria, no teníamos opción, ya no podíamos correr más riesgos-si alguien aquí es un aliado de los mortífagos o de Tom Riddle, que levante la mano.

Todos me miraron, entre confundidos y enojados por la pregunta. Pero nadie alzó la mano.

-Muy bien, es todo, gracias.