Harry Potter y las Reliquias de la Muerte: Amor y Redención.

Capítulo 4.

Viviendo con Tonks y Lupin.

Draco P.O.V.

Después de que nos mandaran a casa, yo me fui a vivir con mi prima y su esposo en una casa de seguridad de la Orden en Londres. La casa era bastante cómoda y cálida. Estaba llena de sorpresas también. Mi primer día, mientras me miraba en el espejo para acomodarme el pelo, éste me gritó: "¡Olvídate del pelo, métete bien la camisa!". También, el patio estaba lleno de gnomos, pequeños seres a los que les encanta hacer travesuras en los jardines y de los que no era sencillo deshacerse. También, la casa estaba llena de extraños artilugios que hacían ruiditos muy chistosos y algunos echaban chispas por la casa. Pero lo que realmente me extrañaba no eran ni mi espejo, ni los gnomos ni los artilugios, sino el hecho de que Lupin y Tonks me querían mucho.

Lupin había decidido empezar a darme clases particulares de Defensa Contra las Artes Oscuras, pues aunque reconocía que era muy buen duelista, estaba convencido de que podía mejorar. Las lecciones eran bastante agradables, de hecho. Excepto cuando me pedía practicar el encantamiento Patronus, esas clases eran agotadoras y no podía más que conjurar un Patronus débil e incorpóreo, él cual yo sabía que no serían útiles contra una horda de dementores.

-Te exijes mucho a ti mismo. Paciencia, Draco. Yo tardé años en dominar el encantamiento Patronus incluso después de graduarme de Hogwarts. Con el tiempo lo lograrás.

-Pero, ¿y si mis recuerdos no son lo suficientemente felices? ¿o si no soy puro de corazón y por eso no puedo conjurar un buen Patronus?

-No nos conocemos mucho Draco, pero estoy seguro de que tu corazón es bueno. Demostraste un gran valor cuando decidiste unirte a nuestro bando. No eres perfecto, lo sé, pero nadie lo es.

Mientras se iba, no me pude resistir a hacerle una pregunta.

-Profesor...

-Por favor, Draco, sólo Remus. Me haces sentir viejo.

-Remus, ¿es verdad que fuiste muy amigo de los Potter?

Lupin se quedó pensando un rato.

-Sí, lo es. ¿Por qué preguntas?

-Bueno, es que tenía curiosidad... ¿Cómo eran? ¿James y Lily?

Lupin sonrió mientras se volvía a sentar.

-Ah, James... James era brillante en la escuela. Uno de los mejores hechiceros que jamás se haya visto. Era muy rebelde, también. A veces hasta malvado, siendo honesto. Pero era un gran hombre. ¿Sabías que él y sus amigos, los Merodeadores, se volvieron animagos para poder acompañarme durante las noches de luna llena cuando yo me transformaba en hombre lobo?

-Guau, no lo sabía, que noble de su parte. Se ve que era un buen amigo.

-El mejor que pude haber deseado. Él, Sirius y yo éramos inseparables.

-¿Sirius? ¿Te refieres a Sirius Black, el que traicionó a los Potter?

Me arrepentí de preguntar eso, porque Lupin se enfureció conmigo en ese momento.

-¡¿Cómo te atreves...?!

Me fulminó con la mirada, pero recobró la compostura al verme asustado.