Capítulo 18.

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El día que se acabó el trio de oro.

Hermione P.O.V.

Pasamos más de tres meses caminando sin saber adonde ir. Teníamos el guardapelo, y nada más. No teníamos manera de destruirlo, no sabíamos donde estaban los demás horrocruxes y no habíamos tenido noticias de Draco y Cho desde hace meses. Los ánimos estaban cada vez más por los suelos y Ron ya no socializaba mucho con nosotros. Harry y yo tratábamos de mantener la moral en alto, aunque la verdad es que nosotros también nos sentíamos abatidos y frustrados. Y no ayudaba mucho el que los jóvenes se la pasaran escuchando la radio todos los días donde lo único que se escuchaba eran los nombres de las personas que desaparecían día con día.

-No entiendo, ¿qué esperan escuchar? ¿buenas noticias?-me preguntó Harry un día.

-Creo que esperan no escuchar malas noticias.

-Me ponen los pelos de punta.

-A mi también, pero si ellos sienten que lo necesitan nosotros no tenemos derecho a decirles que no la escuchen, Harry.

-Bueno, en eso tienes razón-miró a Ron a la distancia-¿cómo van las cosas entre ustedes?

-No van.

-Ah, lo siento.

-Yo también.

Me sentía mal por el hecho de que Ron y yo ya casi no hablábamos. Es cierto que él era uno de mis mejores amigos y que también había sido mi primer amor. Pero no iba a tolerar que se expresara tan mal del chico que me gustaba ahora ni de mi amiga. Mucho menos que me insultara a mi directamente. Ron no intentó disculparse en ningún momento, y yo no tenía porque disculparme. Las cosas se ponían cada vez más tensas día con día entre nosotros y no parecía haber esperanzas de reconciliación.

Un día, intentando distraerme de mis problemas, decidí ponerme a leer. Sé que suena tonto que en medio de una guerra, yo siguiera estudiando. Pero tenía que encontrar cualquier cosa con la que pudiera distraer mi mente o me iba a volver loca. Mientras leía, encontré algo en un libro sobre los fundadores de Hogwarts que me emocionó.

-¡Chicos! ¡Vengan a ver esto!

Todos corrieron hacia mi tienda y se amontonaron para tratar de ver lo que quería mostrarles.

-¿Qué sucede Hermione?-preguntó Ernie Macmillan

-Ok, escuchen. Harry, ¿recuerdas el día que el ministro fue a La Madriguera a leernos el testamento de Dumbledore?

-Sí.

-Además de la snitch, Dumbledore también te dejó la espada de Gryffindor. No había entendido porqué hasta ahora.

-¿De qué hablas?

-Ok, según este libro la espada fue forjada por duendes, su hoja absorbe las cosas que la hacen más fuerte. ¿Se dan cuenta?

Por las caras que todos ponían, era obvio que no estaban entendiendo nada.

-No.

-Harry, ¡ya destruiste un horrocrux en el pasado! ¡el diario de Riddle!

-Con un colmillo de basilisco.

Harry Potter y las Reliquias de la Muerte: Amor y Redención.Where stories live. Discover now