Harry Potter y las Reliquias de la Muerte: Amor y Redención.

Capítulo 17.

Sorpresas buenas y malas.

Cho P.O.V.

Después de que Tonks regresó de conjurar los sortilegios protectores, pudimos ponernos al día sobre lo que habíamos estado viviendo en los últimos tres días.

-Después del ataque en la boda, llegamos a la casa del padrino de Harry-explicó Draco después de encender una fogata-Al día siguiente, entramos al Ministerio para robar el guardapelo y lo logramos, aunque Cho salió herida y por la confusión terminó trasladándonos a este bosque.

-Ya veo, que bueno que están bien. Seguro que los demás también están bien.

-¿Qué hay de ti, Tonks?-estaba preocupada porque Tonks no parecía ser la mujer divertida y bromista que conocíamos, y temía lo peor al no ver al profesor Lupin-¿dónde está el profesor Lupin?

Tonks se quedó mirando al fuego.

-Después de lo que pasó en la boda, huimos. Regresamos a casa, pero uno de los mortífagos nos siguió y al seguirnos el encantamiento Fidelio se rompió porque logró ver la casa y la dirección, técnicamente fue como revelarle el secreto. No podíamos quedarnos ahí. Huimos hacia este bosque y... y...

Tonks parecía a punto de desmayarse, y Draco y yo nos mirábamos preocupados.

-¿Qué sucedió, prima?

Tonks levantó la mirada.

-Se lo llevaron. Se llevaron a mi Remus.

-¡¿QUÉEEEEE?!

-No sé como pasó. Estábamos caminando por el bosque luego de recoger leña. Teníamos los sortilegios protectores. Y de repente, nos encontramos rodeados por ellos. Remus los detuvo todo el tiempo que pudo, y me obligó a escapar.

-Pero eso es imposible-dijo Draco sin entender.

-A menos-yo recordé lo que Harry me había contado sobre el nombre de Voldemort-Tonks, no me digas que tú... que tú lo llamaste... ya sabes cómo.

Tonks me miró confundida.

-¿Te refieres a que si lo llamé Vol...?

-¡NO!-Draco y yo gritamos al mismo tiempo, asustándola-¡No lo digas! ¡Ese nombre está encantado! ¡Si lo dices, deshaces todos los sortilegios protectores y le revelas tu ubicación a los mortífagos!

Tonks nos miró con los ojos muy abiertos. Luego, se soltó llorando.

-¡Entonces fue mi culpa!-dijo la pobre entre sollozos-¡estábamos caminando, planeando nuestros siguientes movimientos! ¡y yo...! ¡yo dije el nombre de ese bastardo! ¡debí suponerlo! ¡debí suponer que se le ocurriría una manera de rastrearnos...!

-Tranquila Tonks-Draco se acercó a abrazarla-no fue tu culpa. Ya-Sabes-Quien fue el que encantó ese apodo, no tú. Estoy seguro de que Remus 
estará bien. Lo encontraremos. Los encontraremos a todos. Detendremos a Ya-Sabes-Quien de una vez por todas. Y cuando todo esto terminé, viviremos juntos, como una familia, ya verás.

Tonks le devolvió el abrazo con todas sus fuerzas.

-Gracias, primito-se limpió las lágrimas y le acarició la cabeza-eres el mejor primo del mundo, Draco. Lo digo en serio.