CAPÍTULO 41

100 8 0
                                    

Redada. 

El jet aterriza y al bajar de este nos reciben tres camionetas blindadas con una docena de hombres vestidos completamente de negro.

—¿Pero qué coño...?

Nada de esto estaba planeado.

Al menos por mí.

—Tranquilízate, cielo. Son nuestros—me aclara el italiano adelantándose mientras bajaba por las escaleras, para al llegar al final de estas y pasarme la mano, ayudándome a bajar, debido a que se me dificultaba debido a los tacones.

—¿Tú los contrataste? —interrogo al pisar terreno calabrés.

—Quien más, estamos corriendo un gran riesgo. Si los de la Ndrangheta se enteran que estamos asociados con Ilya nos atacaran sin dudarlo, pero no te preocupes, Italia es mi territorio y nadie nos tocara un solo pelo aquí—me asegura el italiano con firmeza, y eso hace que el mínimo temor que tenia se desvanezca, confió tanto en él, que sé que no lo dice en vano.

Caminamos tomados de la mano hacia donde se encontraban los hombres erguidos, esperando por nosotros.

— ¡Massimo!, è tanto che non ci vediamo fratello— lo saluda alegre uno de los hombres, acercándose para darle un breve abrazo, a lo que el italiano lo recibe con el mismo entusiasmo.

«¡Massimo!, no nos vemos hace tanto hermano»

—È passato un bel po' di tempo, fratello. ¿Come è tutto? —habla Massimo dirigiéndose al castaño de ojos pardos.

«Ha pasado mucho tiempo, hermano. ¿Cómo va todo?»

—Meraviglioso, ¿non mi presenti questa bella signora? —replica para repasarme con la mirada sin descaro alguno, de arriba abajo.

«Maravillosamente, ¿no me presentaras a esta hermosa dama?»

—Questa è Tasha, la mia compagna. Tasha, questo è il mio vecchio amico Marco—nos presenta dirigiéndose a mí en italiano, cosa que no me extraña, ya que él sabe que manejo el idioma a la perfección.

«Esta es Tasha, mi pareja. Tasha, este es mi viejo amigo Marco.»

—Piacere di conoscerti, Marco—manifiesto dirigiéndome a el amigo de Massimo, quien esboza una sonrisa llena de coquetería para responderme de la misma manera.

«Encantada de conocerte, Marco.»

—Ora dimmi, ¿cosa faremo?—inquiere Marco dirigiéndose a Ferrara.

«Ahora dime, ¿qué haremos?»

—Stiamo andando al tuo magazzino per esaminare la strategia, aspettiamo ancora un po', l'area deve essere completamente libera.

«Vamos a tu depósito para repasar la estrategia, esperaremos un poco más, el área debe estar completamente despejada»

—Bene, ¡andiamo ragazzi! —vocifera el italiano dirigiéndose a sus hombres, a lo que Massimo me dirige a la camioneta que se encuentra en medio, abriéndome la puerta, para luego el rodear el carro y subir al asiento trasero junto a mí. Unos segundos después, el conductor enciende el vehiculo y se pone en marcha hacia el depósito de Marco.

—Deberíamos llamar a Schneider para saber cómo va todo—sugiero dirigiéndome a Massimo, quien asiente con la cabeza ligeramente.

—Desde luego, tenemos que estar seguros de todo.

Tomo mi bolso y extraigo de este mi teléfono, a lo que instantáneamente le marco a Gretchen, y luego de unos segundos contesta.

—¿Cómo va todo? —averiguo antes de que pueda decir alguna palabra.

Al límiteWhere stories live. Discover now