CAPÍTULO 31

127 12 0
                                    

Enredo.

Horas después.

Bajo del avión con mi maleta en mano y en medio de la pista puedo visualizar al coche que utiliza el chofer de mi familia. Camino hasta donde se encuentra, y Connor baja del vehículo para saludarme amablemente y meter mi maleta en la cajuela, me adentro al carro y seguido de esto él me imita y arranca para el hospital en donde tienen a Rose.

El cambio de horario me ha afectado bastante, ya que aquí apenas es media noche, mientras que en Alemania ya estaba por amanecer y no sé cómo todavía puedo mantenerme de pie, no he dormido en todo el día y me estaba pasando factura. No he podido conciliar el sueño en el avión por la ansiedad que me producía pisar mi tierra natal.

Extraigo mi teléfono de la bolsa de mano que traigo conmigo para marcar el número del italiano, estando muy segura de que ya se había despertado.

—Hola—su voz suena ronca y áspera a través de la alta voz, se había despertado recientemente.

—Hola—le saludo y no puedo evitar que un bostezo brote de mi boca. Estaba agotada.

—Hey, ¿estás bien? Suenas bastante mal—habla y la preocupación tiñe su voz, puedo notarlo.

—He aterrizado recién, estoy de camino al hospital y no he podido pegar un ojo en todo el vuelo. Estoy realmente exhausta. Pero no es nada, solo quería avisarte que ya he llegado.

—Desde luego que es algo, Tasha. Tienes que descansar, de lo contrario puedes terminar desmayada, y joder, yo no estaré allí para sostenerte y evitar que te abras la cabeza.

Hasta por teléfono era un mandón.

—Lo hare, ¿bien? Aquí recién es media noche. Iré a ver a Rose y luego intentare descansar en mi departamento, ¿contento?

—Bien, pero hazlo. No me obligues a tomar un avión para obligarte a hacerlo—asevera.

—¿Realmente lo harías? —indago y no puedo evitar sonreír como una tonta, porque ya se me la respuesta.

—¿Sigues dudándolo? Haría cualquier cosa por ti, Tasha.

Su declaración hace temblar a cada célula de mi cuerpo, y es ahí cuando me doy cuenta de que estoy más que jodida.

—No, no lo hacía. Solo quería escuchártelo decir.

—Tasha, Tasha. ¿Qué hare contigo?

—No lo sé, cumplir sus deseos nunca ha sido problema para mí, agente Ferrara—lo incito bajando una octava en mi tono de voz.

—Joder, Black. No puedes decirme eso cuando estás tan lejos, me la has puesto...

—¿Qué te he la puesto que? —me hago la inocente.

—Olvídalo—me corta, y sé que lo hace para no perder la cordura ante mí—. Cuídate, y descansa. Si me necesitas solo tienes que llamar, lo sabes, ¿no?

—Lo sé, ahora debo dejarte. Ya he llegado, te hablo luego.

—Bien, adiós—se despide de mí y le respondo de la misma manera para finalizar la llamada.

—Hemos llegado, señorita—informa Connor y baja del coche para abrirme la puerta.

—Gracias, Connor—le digo lo último y camino hacia la entrada del hospital. Ignoro a la recepcionista que intenta hablarme y me dirijo directamente al elevador para pulsar el botón del piso en donde se encuentra mi nana.

Al límiteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora