CAPÍTULO 26

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Bienestar. 

Massimo.

—Sal por la puerta que se encuentra al costado del depósito, hacia la derecha—escucho la voz de Dallas a través del comunicador.

—¿Qué haces tú guiándonos? ¿No estabas ocupándote de la caja? —susurro mientras camino hacia el deposito sigilosamente.

—La operación en Berlín ha sido un caos—responde y solo un nombre puede venirme a la cabeza tras escuchar la declaración de Thatcher.

Tasha Black.

El caos en persona.

Unos pasos me alertan y giro con el arma empuñada para clavarle cinco tiros al hombre que intentó atacarme por la espalda.

Sigo el trayecto hacia el deposito topándome con cadáveres en medio del camino, y me percato de que uno de ellos es uno de los nuestros.

Joder.

Me pongo de cuclillas para tomarle el pulso y sigue con vida. Le despojo de pasamontañas y puedo contemplar el rostro aniñado de una mujer, deformado por las magulladuras que le produjeron los golpes.

Era una mujer muy joven.

Le golpeteo suavemente los cachetes intentando que recupere la conciencia y milagrosamente lo hace, y abre sus ojos, mostrando unos orbes grisáceos apagados.

—¿Estas bien? —le pregunto sin soltar su rostro, examinándola.

—Y-yo, no lo sé—tartamudea parpadeando seguidas veces, un hijo de sangre chorrea de su nariz e intento hacer que se siente, girando la cabeza continuamente para fijarme si no habían enemigos cerca.

—¿Puedes ponerte en pie? Necesitamos salir de aquí, ya tenemos lo que queremos.

—S-si—replica con la voz rota, y la ayudo a ponerse en pie, en eso me percato de la herida de bala que le dificulta el movimiento de la pierna izquierda, le han disparado.

Mierda.

—Sostente de mi hombro y empuña tu arma—ordeno, y la rubia hace lo que le digo empuñando una glock.

—Comunícame con Ivanov—pido a través del comunicador y segundos después oigo la voz de Meera.

—Ivanov aquí.

—¿Tienes la memoria?

—Sí, tengo la memoria de una de las computadoras del gerente—responde sonando bastante agitada.

—Bien, nos vemos en la salida—digo lo último y un pitido me indica el corte de la comunicación.

—Situación.

—Tenemos el complejo rodeado por soldados de la GIA, un equipo ha ingresado para la extracción de victimas—me informa Dallas y continuo el camino que me he tenido que memorizar, con la rubia sujeta a mi hombro.

—¿Han acabado con todos?

—No hay hombres del bando en acción, la bomba que ha lanzado uno de los nuestros acabo con muchos soldados del clan. Todo está bajo control... ¡¿que?!—lo último me alarma y el nombre que suena a continuación también.

—Tasha..., no puedo comunicarme con ella y acceder a las cámaras que están incrustadas a su traje—oigo la voz de Schneider de fondo.

Si Dallas corta la comunicación le corto los huevos.

—Prueba con el rastreador—sugiere Thatcher.

—Se mueve, pero muy lento, como si estuviera arrastrándose. Se dirige a un lugar que no está en los planos...

Al límiteWhere stories live. Discover now