CAPÍTULO 32

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Encrucijada.

Los Mizrahi habían muerto y yo estaba muy segura de ello porque yo misma los había aniquilado y me he asegurado de que no quedara nada de esa familia.

¿Cómo coño es que el nombre de ese clan siguiera vivo?

—¿Estás seguro que sus nexos son con esa familia? Es imposible, es imposible porque y...—antes de que pueda decir más me obligue a cerrar la boca, no podía develarle cosas tan importantes de mi pasado por teléfono.

—¿Porque tú qué? —interrogo.

—Es una larga historia que no puedo contarte por teléfono. ¿Qué es lo que harán?

—Iremos a Israel en su búsqueda. Hemos hecho un trato con su amante, ella nos servirá como carnada con tal de que la libremos de todos los cargos que tiene por ser cómplice de Bergmann. Partiremos dentro de unas horas para allá.

—Asegúrate de averiguar el nombre de quien es el que está al frente del clan Mizrahi, y si esta entre tus manos, llénale el cerebro de balazos por mí—le pido y la rabia que contiene mi voz es imposible de ocultar.

El linaje Mizrahi debe volver a estar bajo tierra, porque no viviré tranquila sabiendo que puede haber personas sufriendo en sus manos, así como yo lo he hecho hace cinco años.

—¿Algún mensaje que quieras darles? —sondea con sarcasmo—. ¿Tiene que ver con...?

—No diré nada al respecto, no creo que este lo suficientemente preparada como para contarlo. Solo atrapen a Bergmann, yo regresare a Alemania apenas termine mis asuntos aquí. Suerte con eso, aunque no la necesites.

Cuídate, Tasha. Y llámame si me necesitas, sabes de lo que soy capaz.

—Cuídate tú. Y lo sé, Massimo, por eso es que no te llamaría—bromeo—. Hablaremos luego.

—Bien, te mantenme informado. Adiós.

—Adiós—me despido y finalizo la llamada. Segundos después mi padre se adentra a la habitación

—Nos vamos para la casa, Tasha. Rose está dormida y no hay nada que puedas hacer aquí.

—Bien—respondo y lo primero que hago es quitarme la endovenosa para intentar ponerme de pie. Pero fallo y mi padre me sostiene antes de caer de cara al suelo.

—Aun estas muy débil, Tasha, no puedes ni ponerte de pie—me riñe y segundos después me carga, y lo único que puedo hacer es sostenerme de su cuello ya que apenas puedo mover la cabeza.

Joder, me siento como la mierda.

Alisha se pone de pie y no puede evitar lanzar una risita.

—¿Ha vuelto la mimada de papá? Lo veo y no lo creo—bromea y aunque vea doble no puedo evitar sonreír al rememorar las épocas en cuando era pequeña y no me quería bajar de los brazos de papá y el nunca hizo nada para negármelo, me llevaba en brazos a todos lados hasta los nueve años.

Yo siempre había sido más apegada a mi padre, en cambio Alisha siempre ha sido más apegada a nuestra madre, pero aun así siempre se enfadaba cuando papá me cargaba y me gritaba que era la ¨mimada de papᨠa modo de burla.

—Envidiosa—chasqueo sacándole la lengua, a lo que papa ríe.

—Nos vamos para la casa, Dietrich se quedará—se dirige a mi hermana menor. A lo que ella asiente y mi padre comienza a caminar en dirección al elevador. Los custodios se ponen de pie al percatarse de la presencia de mi padre.

Al límiteOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz