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CAPÍTULO DIECISIETE

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CAPÍTULO DIECISIETE

El nudo en la garganta no me abandonó en todo el camino a casa, se quedó ahí instalado como si quiera recordarme que algo mío quedó en el aeropuerto, y no estaba hablando de Max

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El nudo en la garganta no me abandonó en todo el camino a casa, se quedó ahí instalado como si quiera recordarme que algo mío quedó en el aeropuerto, y no estaba hablando de Max. Me dolía el pecho y pude disfrazar las lágrimas diciendo que eran a causa de la partida de Davi, pero no podía engañarme a mí misma.

Separarse dolía como el infierno. Era una herida profunda, abierta y punzante. Y se sentía en todas partes del cuerpo como si de una infección viral se tratase. ¿Cómo me explicaba a mí misma que lo que yo tenía no lo podía curar ningún doctor?

Que solo el tiempo y mi autocuidado podría devolverme un poco la felicidad. Lo intentaba por Máximo, cada día una nueva sonrisa, un nuevo plan, había retomado terapia para que mis pensamientos autodestructivos no generaran una grieta en casa y no afectaran a mi hijo, pero ya no podía.

Yo solo quería acostarme a llorar en los brazos de mi mamá como cuando era chica y que ella me prometiera que todo iba a estar bien... y confiar, confiar ciegamente en su palabra como si se tratara de un hechizo poderoso que se llevaba lejos el dolor.

Dejé el auto en el garaje porque no tenía intenciones de salir, si el monito estaba con su papá yo podía tomarme el día para lamentarme y sufrir sola. Los guardias de seguridad de esparcieron por los alrededores y yo me dirigí a la entrada, secándome las lágrimas rápidamente y caminando con la cabeza hundida entre los hombros.

Tan pronto como crucé la puerta vi a Valentina sentada en el sofá, la rubia estaba con su celular en una mano y un gajo de mandarina en la otra. Me dejé caer a su lado, soltando un suspiro largo y evité intercambiar miradas. Sabía que si mi amiga comenzaba a indagar terminaría llorando otra vez.

— ¿Cómo estuvo la despedida? —Preguntó.

—Bien —Murmuré—. Davi se tiñó el pelo de verde y convenció a Pri de acompañarlo.

—De tal palo tal astilla dicen por ahí —Vale me miró esperando a que dijera alguna cosa, pero frunció el ceño al ver que me mantuve en silencio—. ¿Qué pasa?

𝗧𝗶𝗹𝗹 𝗱𝗲𝗮𝘁𝗵 𝗱𝗼 𝘂𝘀 𝗽𝗮𝗿𝘁 | 𝗡𝗲𝘆𝗺𝗮𝗿 𝗝𝗿 | 𝗜𝗬𝗪𝗗 𝟮Where stories live. Discover now