SEGUNDA TEMPORADA DE "IN YOUR WEDDING DAY"
La familia perfecta se ve afectada por información que comienza a salir a la luz, ¿podrán Neymar y Julieta volver a enamorarse, sortear todas la dificultad y reelegirse para tener su final feliz? Hasta que...
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CAPÍTULO SIETE
maratón 3/?
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—Mami ¿podemos llevar estas? —Max me mostró un paquete de galletitas—. Te prometo que no te pido nada más.
Sonreí y asentí, viendo como el puchero que estaba haciendo el niño se transformaba en una sonrisa. Máximo dejó el paquete dentro del carrito y continuó caminando a un lado mío, mirando atentamente cada góndola.
Adoraba ir a hacer compras, era mi plan de señora que más disfrutaba. Me tomaba mi tiempo revisando cada producto, eligiendo qué llevar y que no, sintiéndolo casi terapéutico. Lo único que me disgustaba era tener que hacer la cola para pagar, pero todo el proceso antes de llegar a ese punto me renovaba la energía.
Me detuve frente a los cereales y agarré unos de sabor chocolate que tanto a Máximo como a mí nos gustaban. Quería hacer las compras antes de tener que ir a buscar a Valentina al aeropuerto, así podía dedicarle toda la tarde a mi amiga.
La rubia había conseguido tener dos semanas libre de su trabajo, así que se quedaría todo ese tiempo en São Paulo junto a nosotros. Estaba emocionada por volver a verla, por darle un abrazo y por ponernos al día sin ser a través de una pantalla.
—Los de miel son más ricos.
Me volteé al escuchar cómo una voz ronca me hablaba a mis espaldas. Una sonrisa amable apareció en mi rostro al notar de quién se trataba, el rubio que nos había ayudado a la salida del colegio estaba frente a mí con una niña de la edad de Max.
Dante me devolvió la sonrisa y extendió su mano para estrechar la mía. Noté como se estaba llevando la misma marca de cereal que yo, pero con diferente sabor, y ahí caí en lo que me había dicho.
—Lo siento, pero no —Respondí—. Los de chocolate son mil veces mejor.
—Imposible —Murmuró—. Voy a tener que llevarte a tomar un café y demostrarte por qué la miel es mejor que el chocolate.
Sentí mis mejillas arder, ¿era imaginación mía o me estaba invitando a salir?
El rubio sonrió, agachando la mirada y negó levemente, como si aquello le hubiera dado vergüenza. Me pareció muy tierno, de repente me sentí como si tuviera veinte años otra vez.