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CAPÍTULO DOCE

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CAPÍTULO DOCE

Apagué la radio del auto tan pronto como estacioné frente al colegio de Máximo, y agarré mi cartera antes de bajarme

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Apagué la radio del auto tan pronto como estacioné frente al colegio de Máximo, y agarré mi cartera antes de bajarme. Lo ayudé a desabrocharse el cinturón de seguridad y a bajar de su sillita, colocándolo sobre la vereda para luego ponerle seguro al vehículo.

Por el rabillo del ojo pude ver como un auto descapotable rojo, bastante conocido por nosotros, se estacionaba a un par de metros de distancia. Max no tardó en soltarse de mi mano y correr hacia la Ferrari California T en busca de su padre.

Neymar lo tomó en brazos ni bien lo tuvo adelante, dejando que el niño envolviese su cuello para darle un beso en la mejilla al hombre. Lo vi caminar hacia mí con pasos lentos, como si estuviese en alguna publicidad de esas en las que le gustaba aparecer a él, y sonreír de oreja a oreja.

—Buen día —Saludó—. ¿Cómo estás?

—Bien ¿y vos? —Ambos comenzamos a caminar hacia el interior del edificio, atrayendo las miradas de algunos padres que también asistirían a la reunión—. No pensé que ibas a venir.

—Si siempre vengo a las reuniones... —Neymar frunció el ceño al entender la queja dentro de mi comentario—. Te dije que iba a hacer las cosas bien.

—Hasta que no lo vea, no lo creo.

Él negó levemente, bajando la cabeza. A veces sentía que era demasiado dura, pero luego recordaba que estuve varias noches sin dormir y se me pasaba. Pobre de él si creía que con asistir a una reunión del colegio sumaba puntos, esto no contaba en absoluto, tenía que hacerlo porque era su obligación como padre.

Caminamos en silencio hasta el aula de nuestro hijo. No había visto al jugador desde que se apareció en el restaurante hacía tres días atrás; para mi suerte, Neymar no había vuelto a interrumpir mi cena con Dante, pero yo no pude sacar la vista de su mesa en toda la noche. No había logrado divertirme en ningún momento, estuve todo el tiempo alerta, estresada, esperando a que Junior lo arruinase de alguna forma.

Valentina dijo que ese era su propósito al estar ahí sin hacer nada: dejarme tan incómoda que la que terminara arruinando su propia cita fuera yo. No quería creer que era tan egoísta al punto de obligar a sus amigos a ir a un restaurante solo para ver con quién estaba yo, quería darle ese lugar a la duda, quedarme con el pensamiento de que había sido una mera casualidad coincidir en ese lugar.

𝗧𝗶𝗹𝗹 𝗱𝗲𝗮𝘁𝗵 𝗱𝗼 𝘂𝘀 𝗽𝗮𝗿𝘁 | 𝗡𝗲𝘆𝗺𝗮𝗿 𝗝𝗿 | 𝗜𝗬𝗪𝗗 𝟮Where stories live. Discover now