Capítulo trece: Cartas bajo la lluvia

6.9K 602 787
                                    


Soundtracks: Evergreen-Richy Mitch & The Coal Miners / September - Sparky Deathcap / Solas - Gilbran Alcocer / Idea 10-Gilbran Alcocer

El primer día había sido el más pesado.

Después de haberme despedido de él, de bloquearle de instagram y de imaginarme miles de escenarios en donde podríamos funcionar, decidí llorar a medias hasta quedarme dormida en el vuelo, para después abrir los ojos y apreciar la hermosa vista de CDMX, tratando de pensar en algo no fuese él a mi lado. No tuve tiempo de ir a dejar mis cosas, por lo que terminé yendo a la universidad con todo y maletas del viaje, tampoco pude evitar que uno que otro compañero me hablara o preguntara sobre el viaje y por más fatal o cansada que me sentía, contesté muchas de las incógnitas de forma amable.

Mis mañanas y tardes pasaron ocupadas, lo cual agradecía porque me hacían mantenerme lo suficientemente entretenida como para no pensar en él, en lo que hacía o en cómo había llegado a casa. Decidí incluso no ver el show de Dame la pasta, no solo porque le tendría que ver a escondidas porque el horario coincidía con mis ensayos, sino porque me dolía imaginar que, en alguna parte del mundo a miles de kilómetros, él estaba hablando al mismo tiempo que yo le veía torpemente del otro lado de la pantalla. Era curioso, eso mismo me hacía sentir acompañada antes y ahora mismo lo evitaba a toda costa.

Sin querer, el chico del beanie se metió tanto en mi cabeza, que inclusive por las noches, cuando me dedicaba a dormir, su hermoso rostro venía a mis sueños, diciéndome que me extrañaba, que quería realmente estar conmigo.

Pero a todo esto, me convencía que era lo mejor, no solo porque nos habíamos hecho daño, sino porque él no me había buscado por ninguna otra red social. Emily tenía mi número, él jamás escribió y yo jamás le pedí su número a ella, no podía después de la humillación pública. Aunque para este momento, ya no era tanta, porque la mayoría de las réplicas del famoso vídeo de Quackity con Michelle ya eran difíciles de conseguir, lo cual me hacía bien, porque seguramente me torturaría viéndolos todos los días de ser posible.

Fue así como pasaron tres semanas. Tres en donde por lo menos cada 4 días, recibía flores o cenas a domicilio por parte de Aldo, quien me decía que lo hacía por compensar los malos momentos que me hizo pasar en España, aunque no sabía cuáles eran exactamente. Ahora mismo, era fin de semana y yo estaba en el departamento de Mary, practicando un poco de mis monólogos en inglés al mismo tiempo que disfrutábamos el atardecer desde el bonito balcón de su cuarto de foránea. Habíamos tomado un receso para comer algo de lo que Aldo había mandado justo esa noche... O más bien, yo veía cómo Mary comía mientras que yo moría de estrés por no poder con la pronunciación de algunas palabras.

- Te juro Bea...- Empezó mi amiga llevándose un taco a la boca. - Tienes una suerte genial. Uno te manda cena casi todos los días y el otro podría fácilmente ayudarte con esa pronunciación.

- ¡Oye! - Detuve la lectura del libreto mientras que la volteaba a ver. - Deberías tener más tacto...

- Chica, ya pasaron tres semanas. ¿Cuánto tiempo más? - Cerré el conjunto de hojas que tenía en las manos, me lo puse en el pecho mientras que veía al cielo que ya se estaba empezando a llenar de nubes grises, anunciando una futura lluvia. - Fueron dos días Bea, debes dejar de pensar en lo que pudo ser y lo que verdaderamente fue.

¿Cuánto tiempo más? ¿Por qué siento que jamás dejará de doler? No me ha buscado ¿acaso no le duele a él también?

- No sé qué pasa -. Le solté mientras cerraba los ojos. - Jamás me había pasado esto, jamás me había enamorado en dos días.

Enamo- ¿qué?

- ¿Dijiste la palabra con E? - Abrí los ojos y vi a Mary, mientras que ella me miraba con el gesto alzado por debajo de sus lentes oscuros. Estaba claramente sorprendida.

My Beloved Q (Quackity)Where stories live. Discover now