Capítulo nueve: Menuda parejita

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La alarma sonó a las 6:00 a.m. pero después de una batalla por atrasarla varias veces, al fin decidí prender mis luces a las 7:00 a.m. Mi cerebro no carburaba después de lo de anoche, inclusive el insomnio me invadió de tan solo recordar lo cerca que estuve de él, el cómo no lo capté hasta después.

Refunfuñé mientras abría los ojos, antes no era una persona a la que le costara levantarse al primer toque cuando se lo proponía, lamentablemente desde que había entrado a la universidad y había conocido el turno vespertino, eso cambió por completo.

Por otra parte, el desvelo me había hecho demasiado mal. Y es que, en gran parte de la noche no podía dejar de pensar en Alex, el cómo me miraba, cómo desbordábamos química ambos. Ni siquiera podía creer que todo esto pasara, no sabía siquiera qué pensar ahora, más bien, mi cerebro solo recordaba EL momento:

"¿Te he dicho que me encanta que me digas Alexis?... No sé, en los demás no me agrada, pero en ti me encanta".

– ¡Agh! – Rápidamente, por la vergüenza coloqué una almohada en mi rostro. El simple hecho de recordarlo una vez más, hacía que me pusiera nerviosa y una gran sonrisa se dibujara en mi rostro. Su voz ronca, su cercanía, sus ojos viéndome fijamente, su cabello rosando mi rostro y el olor a menta que salía de él, me volvía loca.

Mi locura también era correspondiente a mis cuestionamientos nocturnos, ¿es posible que yo le guste a Quackity? No podía dejar de preguntarme una y otra vez eso. En otras ocasiones, con todo lo que ha pasado y si fuese otro chico, estaría segura de que sí, pero con él, todo era una constante duda, ya que una voz en mi cabeza no dejaba de recordarme la posibilidad de que tal vez él solo era amable conmigo.

Me dolía la cabeza, tomé una de las botellas de agua del hotel y respiré hondo, tenía que concentrarme. Hoy teníamos un ensayo a las 10 am para saber cómo irían los juegos y el orden de estos, teníamos que ir listos desde entonces ya que después de eso solo tendríamos un coffe break para después tener una conferencia y luego volver para estar listos por la fiesta nocturna de hoy. Me paré de la cama y me dirigí hacia el regalo de ayer. No pude evitar sonreír al verlo y recordar la bonita noche que habíamos pasado.

Abrí la bolsa y lo primero que pude encontrar fue una hoddie morada con algunas decoraciones azules y el logo de Nike a un lado. De inmediato recordé que él me había dicho los colores que usaría en el evento real el día de mañana, no pude evitar sonrojarme al imaginar que tal vez querría que hiciéramos equipo. Dejé el bonito detalle sobre la cama y volviendo a la bolsa, encontré una nota corta.

"Te verás más hermosa de lo que ya eres".

Me volví a sonrojar, las ansias por saber qué había comprado, me carcmían. Antes de poder abrir el envoltorio del regalo, tres toques de la puerta llamaron mi atención, haciendo que deje el detalle en la cama y caminará ágilmente a la puerta. Al abrirla, vi a Rocío fresca como una lechuga y a Rivers con unos lentes y una cara notoriamente fastidiada.

– ¡Ya valiste! –. Dijo Samy quitándose los lentes y mirándome con los ojos abiertos. Se notaba que tampoco había dormido. Después volteó a ver a la castaña. – ¿Ves? Te dije que de algo servía venir antes.

– ¿Qué pasa? – Pregunté.

– ¿Por qué no te has vestido? – Preguntó Rocío mientras alzaba los brazos con notoria sorpresa.

– ¿Vestirme? Me acabo de despert-...– Rocío no me dejó terminar, entró jalándome del brazo y empujándome ligeramente hacia el baño. – ¡¿Qué pasa?!

– ¡Báñate! Saldremos en media hora.

– ¡¿CÓMO?!

– ¿No viste el correo? – Preguntó Rivers entrando al cuarto y cerrando la puerta detrás de ella.

My Beloved Q (Quackity)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora