Capítulo cuatro: Estarás bien

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Unos días después, con el proyecto aprobado y una obra de teatro en planificación para poder ganarme la semana de permiso, estaba en una tarde de ensayo ardua que francamente me tenía agotada.

Nos tocaba hacer una de las obras más famosas de Estados Unidos; Hamilton. Teníamos mucho estrés encima, ya que pronto tendríamos que presentarla frente uno de los productores del musical original, lo cual podía ser beneficioso para todos en muchos aspectos. Caminaba de forma dramática rumbo a la puerta improvisada que habíamos hecho (la cual era un pedazo de cartón sostenida por Luis, un amigo del teatro), mi compañero Cristian que protagonizaba a Alexander Hamilton, me seguía tomando ligeramente el brazo para después llamar a mi personaje.

– Angélica...

Me solté de su brazo bruscamente para continuar. – You redefined your legacy. Congratulations!

– It was an fact...

– ¡Detengan todo! – La maestra Ana nos había interrumpido y con ello la música se detenía abruptamente. – García, para ser una alumna que destaca en redes sociales y supuestamente se te da la cámara, me estás decepcionando mucho.

Algunos sonidos de burla se escucharon al fondo. Yo bajé la guardia y di un paso adelante. – La verdad es que yo creo que una cosa es mi vocación y otra cosa distinta es esto.

– ¿Vocación? Jugar video juegos no es ninguna vocación –. Las risas de mis compañeros no se hicieron esperar. – Solo ponte las pilas. Te recuerdo que tu desempeño en esta obra hará que decidan darte la semana para seguir jugando a la famosa a otra parte.

Desvié la mirada al suelo y tragué saliva para que el nudo de mi garganta bajara. No sabía ni siquiera qué decir, hasta que Cristián habló. – Beatrice es una excelente escritora y streamer, incluso es la mejor Angélica que podríamos tener. Se ha aprendido los diálogos de Angélica Skyler en español e inglés, usted debería darle crédito por todo esto.

– Tú lo dijiste, excelente escritora, pero de actriz... se nota que no le irá bien.

– Maestra...

– Ya Cristián... – Le toqué el hombro y le sonreí de forma sincera, estaba segura que mis lágrimas reprimidas se notaban. No quería meterlo en problemas, así que le susurré de la forma más dulce posible – Déjalo así, gracias.

– Dejen el sindicato y descansen. Nos vemos mañana a las 6 am.

¿6 am? Tendría que despertarme a las 3:30 para llegar a tiempo, además de tener un evento de streaming a las 8 y antes de eso terminar mis deberes. Me bajé rápidamente del escenario para alcanzar a la profesora, dejando incluso mi mochila tirada. Toqué su hombro y ella volteó bruscamente para después fruncirme el ceño. – Maestra Ana, disculpe la molestia, mañana no creo poder venir tan temprano. La verdad tengo un event...

–Mire Beatrice... En este mundo hay prioridades, prioridades en donde tenemos que escoger qué vale la pena y qué no, y créame que ese pasatiempo que tiene no le dejará nada bueno.

Otra vez me había dado en el pecho. – La verdad es que ese es mi empleo, con eso me sostengo acá, no ha sido sencillo, pero la escuela y eso, son mi vida.

– Pues lo siento, pero cuando tengas 50 años y nadie te vea haciendo el ridículo o gritando frente el computador, te arrepentirás de no haberme hecho caso –. Esa última me hizo derramar una lágrima, por más que traté de guardarla. – Mañana te espero acá a primera hora. Si no... ya no te molestes en venir a los siguientes ensayos.

La maestra subió las escaleras, mientras que yo me puse las manos en los ojos y solté un suspiro más pesado de lo que creí. De momento, alguien empujó su hombro contra el mío de forma suave. Sin quitarme las manos del rostro, supe que era Cristian. – ¿Te encuentras bien?

My Beloved Q (Quackity)Where stories live. Discover now