22. "¡No te me acerques!" (Viaje a Coney Island)

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Summer y Alexander

-¿Enserio vas a estar así?, ¡fue un maldito accidente!

-¿Sabes qué? Ese no es el problema, ¡déjate de idioteces Alexander, y madura!

-¿Madurar?, sólo escúchate Hathaway, ¡sólo mira como actúas!

-¡No me llames así!

-¿Qué no es ese tu jodido apellido?

-¡Deja tus malditas groserías!

-Tan sólo escúchate.

-¿Ahora también bajas el tono de voz, para hecharme la culpa de esta estúpida pelea?

-¿Ves como tú sola te haces la víctima?

-Alexander... ¿Qué mierdas haces?, ¡no te me acerques!

Jade y Jason

-No creí decirlo... Pero no tienes porqué ponerte todo estúpido, Jason.

-¿Ahora me dices así?, si yo no era el que andaba metiéndose en...

-¡Oh no!, ¡ahora termina de decir eso!

-¡No!

-¡Como te odio!

-¡No me odias!, ¡tú me amas!

-¡Tú eres el que me ama, imbécil!, ¡el jodido problema es tuyo!

-¡Es de ambos!

-No lo es...

-Supongo que estaba equivocado. No soy ni seré lo suficiente, ¿cierto?... Tu silencio me lo dice todo.

Alexander

Lo sé, esto es algo confuso, y es necesario decirles, que debemos regresar una semana atrás. Todos estábamos en casa de Summer, a punto de salir en la camioneta conducida por su padre, camino al aeropuerto. Si mal no recuerdan, salió la convocatoria para ir a Coney Island, en New York. Todos, incluyéndome, estábamos entusiasmados y eufóricos por pasar toda una semana juntos. Jade, a pesar de ser más pequeña que todos nosotros, como algunos otros chicos de su grado, vendrá a acompañarnos en esta <<aventura>>-según el emocionado de Jason-.

Pude notar al comenzar a subir nuestras cosas, que Summer abarcaba más de la mitad de la cajuela con todas sus bonitas pertenencias. Vaya que esto es lo único que no soporto en una mujer: que exageren de su cualidad de damas, y crean que tienen el derecho de llevarse su casa portátil en una sola maleta; Aunque en este caso, son tres.

-¿Podrías dejar de conducir como abuelo?, llegaremos tarde.- El señor Hathaway, le lanzó una mirada amenazante a Jason.- Sólo decía.. - todos reímos.

Llegamos casi quince minutos antes de la hora para abordar el avión y encontrarnos con el resto de los chicos que irían, pero eso no le impidió al padre de mis amigos detenernos unos segundos para tirarnos un rollo a mí y Jason sobre lo que teníamos que hacer, cómo debíamos cuidar de nosotros y de las chicas, lo que no debíamos beber, que no confiáramos en nadie que no conociéramos, que prácticamente lleváramos como pequeños perros con correa a Summer y Jade para que no se nos perdieran de vista... Vaya que la lista resultó eterna, hasta que gracias al cielo, Summer se hartó y se encargó de hacernos despertar de la misa que básicamente nos estaba oficiando su padre.

Corrimos como desquiciados, quitándonos algunas prendas, pasando veloces a través del detector de metales, y di gracias a Dios de que ni Summer ni mi hermana, tenían alguna perforación a demás de la de las orejas, o nos habría traído problemas y atrasarnos más, si es que se podía.

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