12. Jason ha vuelto

1.5K 76 1
                                    

Summer

Tras quedarme observando a todos los chicos corriendo detrás de un balón como si fuese una chica, decidí pararme del lugar donde me encontraba sentada e irme a casa. Ignoré los gritos de Ian preguntándome adónde iba, y la mirada de Alexander de suplica al verme.

-¿Adónde vas?- preguntó Ian llegando hasta mí.

-¿Irme?- dije haciendo un movimiento de manos.

-Creí que te quedarías a verme jugar.- dijo él pasando su mano por mi mejilla.

-Me siento mal, lo siento. Ya será en otra ocasión...- dije pasando uno de mis dedos por mi sien, regalándole a Ian una sonrisa pequeña.

-De acuerdo, hermosa.- dijo haciendo un intento por abrazarme, pero yo me aparté un poco antes de que lo hiciera.- Sudor... Cierto.- dijo algo avergonzado, mientras yo asentía y sonreía falsamente.

Luego hice un movimiento con mi mano para despedirme, y di la vuelta para dirigirme a cualquier lugar del estacionamiento donde hubiese dejado mi auto. Me dirigí hasta mi casa, con un poco de Taylor swift, cantando Blank Space, sintiéndome como si la loca fuera yo haciendo el personaje de Taylor en el video. Llegué algo cansada y aturdida, debo admitir, pero sin duda la pequeña sorpresa que tenía en mi habitación,  iba a provocarme querer matar a alguien. Al entrar, vi una cantidad exagerada de maletas, ropa y cajas.<<¡¿Qué demonios es esto?!>>. Pensé al quedarme boquiabierta y con los ojos fuera de órbita.

-¡Mamá!- grité demasiado furiosa. Han puesto mi habitación patas arriba como si fuese propiedad de otra persona. <<Demonios...>>-¿Podrías salir antes de que me de un verdadero infarto por la rabia que tengo?- dije aparentemente al aire.

Entonces escuché una reverenda carcajada proveniente de algún sitio o rincón de mi habitación. Me puse a buscar debajo de la cama, en el baño, detrás del sofá, en el balcón, en el clóset y por más que busqué, no encontré nada, hasta que una mano proveniente de la parte de más alta del clóset me tocó de golpe el hombro, haciendo que soltara un grito de espanto.

-¡Eres un inmaduro!-grité demasiado molesta.-¡Limpia tu maldito desorden!

-Te has vuelto más amargada de lo que ya eras, ¿lo sabías?

-Y tú más molesto de lo que ya eras...

-Ven y dame un maldito abrazo.- dijo riendo y abriendo sus brazos.

Bien. Sé que aún no saben con quien hablo, y evidentemente parece que hablo con algún amigo imaginario, pero la verdad es que, la persona a la que estoy a punto de abrazar, es alguien a quien no he visto en más de cuatro años. La persona invisible, o sin nombre, es mi hermano un año mayor; Jason. Oh sí... Ésta mujer helada, tiene un hermano, el cual es como todo lo contrario a lo que soy yo. Él es tierno, sensible y cálido. Yo.. bueno... a mí ya me conocen, y no soy precisamente un encanto con todos. Suelo disfrutar del físico de los chicos, y no precisamente sus sentimientos, como toda chica de mi edad debería hacer. O eso es lo que esperan los padres, ya que la sociedad ahora es muy distinta a como cuando nuestros padres iban a la universidad.

Abracé con fuerza a mi alto y musculoso hermano, siendo apachurrada contra él por su fuerza excesiva en ese momento. Siento como si fuera a quedar asfixiada en cualquier momento.

-¿Cuándo llegaste?- pregunté soltándolo y mirando el desastre que había dejado en mi habitación.

-Tal vez justo después de que fueras a clases... ¿No te parece lindo todo?- dijo con sarcasmo, al ver como observaba su desorden.

-Tienes tu propia habitación, ¿lo sabías?- dije en tono disgustado, mientras él reía muy divertido.- hablo enserio, Jason. Ve recogiendo tu bonito desastre, porque no vengo de ánimos para esto.

Inexplicable Donde viven las historias. Descúbrelo ahora