Me levantó con rapidez ignorando el dolor para quitarle el arma de las manos, acunó su rostro con ambas manos, queriendo ver si esto le afectó, pero solo encuentro una mirada oscura que aún sigue puesta sobre el hombre que casi me mata, pero en cuanto me mira, cambia rápidamente a una de preocupación.

— ¿Estas bien, mamá? — Asiento atrayéndolo hacia mí para abrazarlo.

— ¡Brigid! — Volteo a ver a Hela que viene corriendo hacia nosotros — ¡Tenemos que salir de aquí!

— ¡No puedo dejar a mis hijos aquí!

— ¡Se han ido!

— ¡¿Qué?!

— ¡Jezabel ya estrenó su coche junto con Araziel, ya deben de estar yendo a casa o a un lugar seguro! — Me levantó sin soltar de la mano a Denzell — ¡Balderik ahora mismo está con Seth y mis hombres para despejar el lugar, pero te aseguro que deben de venir más!

— ¡¿Sabes quienes son?!

— ¡¿Aún no tienes esa ligera sospecha?! — Trago grueso ahorrándome las palabras que no quería reconocer. Sabia que Gian no debía de abandonar su lugar como Ministro, ahora seguramente Desmond debe de andar libre en algún lado, sino es que debe de andar aquí queriendo cobrar venganza por todo lo que le hicimos.

No, no es tan idiota como para arriesgarse a que Balderik lo asesine, necesita tiempo y es lo que está consiguiendo.

Balderik

Sonrió a lo lejos junto a Seth y Maksim, los tres viendo como mi hija abre sus regalos, pero cuando abre el tercero, su sonrisa se le borra y Araziel se apresura a donde está para jalarla y es entonces que todo estalla ante mis ojos. Me cubro el rostro con los brazos cuando el cristal nos cae encima.

— ¡Hela! — Volteo a donde Seth que se echa a correr a donde esta mi hermana que está tendida en el suelo. Volteo a donde Maksim, pero él ya no está a mi lado, seguramente salió disparado en busca de Aleska y sus hijas.

Corro en dirección a Jezabel que está sobre los brazos de Araziel. Sangre sale de su frente, la reviso y ella abre los ojos quejándose de dolor cuando paso los dedos por la herida. No era grave, pero tenía que sacarla de aquí.

— Estoy bien, papá — Araziel la ayuda a enderezarse.

— Vayan al auto — Le entregó las llaves a Araziel — Váyanse a casa, saquen a los tigres y a los perros, revisa todo el tiempo el retrovisor, asegúrate bien que nadie los siga hasta la casa — Abro la puerta de copiloto antes de tomar del brazo a Jezabel — Sube — Le indicó a Araziel y este se apresura a rodear el auto — Quiero que entren a la habitación del pánico, tiene acceso a los pasadizos y a las cámaras de seguridad — Le indicó a Jezabel mientras la ayudó a subirse al auto — Ya está equipado con comida y agua, no quiero que salgan a menos que nos vean llegar — Asiente antes de llevarse la mano a la cabeza, aún sigue desorientada. Le pongo el cinturón y miro a Araziel.

— ¿Y Denzell?

— Lo buscaré a él y a tu madre, ustedes váyanse y no se preocupen.

— Papá... — Se queja Jezabel.

— Date prisa — Cierro la puerta y enseguida Araziel pone el auto en marcha en donde sale con rapidez sin importarle los regalos y los vidrios rotos para luego salir de la gran ventana hasta llegar al jardín del lugar.

— ¡Balderik! — Volteo y enseguida atrapó el arma en el aire cuando me lo avienta Seth.

— Tengo que buscar a mi esposa y a mi hijo — Digo queriendo ver entre todos que estaban disparando y peleando cuerpo a cuerpo con la gente que ha venido a arruinar el cumpleaños de mi hija.

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