Julieta

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Después del largo día buscando plantas con ayuda de Julieta, finalmente llegó al castillo y se apresuró a dejar todo lo recolectado en la cámara de Gaius.

-Espera, jovencito. ¿Trajiste todo lo que te pedí? -cuestionó el médico, aún que era una pregunta trampa ya que siempre que decía eso Merlín le respondía con una excusa a lo que Gaius terminaba regañándolo.

-Si, hasta la flor púrpura esa de la que tanto me hablaste. -
El pecho del hechicero se infló con orgullo y le alegró muchísimo poder decir eso por primera vez.

Gaius se quedó ahí, procesando unos segundos lo que el pelinegro había dicho, sin terminar de creérselo completamente.
Por esa razón fue a revisar el bolso que Merlín había traído y sintió un leve cosquilleo en el pecho, pero finalmente pensó que era orgullo por su pequeño Merlín ya que efectivamente, no faltaba ni un solo pétalo de lo que le había escrito en la lista. Estaba impresionado.

-En serio, me impresionas. ¿A que se debe esta eficiencia repentina tuya, eh, Merlín?

-Bueeeno, supongo que no puedo tomar todo el crédito. Una muchacha que también quería esa flor púrpura era experta en las plantas medicinales y se ofreció amablemente a ayudarme. -le contó Merlín a su tutor con una sonrisa.
Mientras tanto se fue a su habitación para poner la ropa que se estaba lavando mágicamente, a secar. Esto igualmente fue con su magia.

Gaius levantó su ceja formando su típica expresión.

-Entonces puedes pedirle a esa muchacha que venga a ayudarte más seguido, así al fin conseguiré todo lo que necesito para mis medicinas.

El joven le dedicó una risa justo antes de salir por la puerta;
-Creo que ella estaría encantada de hacerlo.

Y así se fue, dejando a Gaius con su ceja levantada.

***

El hechicero entró a la cámara de Arturo con una suave sonrisa, listo para preparar la cama del futuro rey.

Mientras acomodaba las sábanas, escuchó una voz conocida por detrás de su hombro.

-¡Ah, así que al fin decidiste aparecer! Déjame adivinar; te emborrachaste en la taberna e hiciste tanto lío que recién ahora te echan.

Merlín lanzó una carcajada estruendosa, negando la cabeza rotundamente.

-¡Siempre pensando lo peor! Para tu información, no solo te sirvo a ti, también tengo otras tareas que atender, como buscar las miles de hierbas que Gaius me pide, lo que por ejemplo, hoy fue el caso.

Arturo resopló, pensando en todo lo que tuvo que hacer sólo porque Merlín no estaba para atenderlo.

-¿Y las encontraste, al menos? ¿Las mil hierbas que Gaius te pidió?

Merlín miró sobre su hombro sonriendo, antes de seguir con las sábanas.
-¡Sorprendentemente, si! Pero fue por que me ayudó una encantadora señorita.

-¿Una señorita? Vaya, y pensaba que solo sabias espantarlas.-
Rió el futuro rey.

-Ja ja, muy gracioso. Julieta se ofreció a ayudarme, ya que es una experta en plantas medicinales. No hubiera traído ni la mitad de las hierbas si no fuera por ella.

Avec tout mon cœur -MerthurWhere stories live. Discover now