Capítulo 26: Odio.

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Gregory Kuznetsov


«Realmente esto era lo que necesitaba para calmar mi ansiedad» pensé al inhalar la coca de la mesa del club, porque todos estos días han sido de puro estrés, ya está hecha la fase uno del plan aunque en eso no estaba la parte de que Viktoria huyera del Averno «¿Por qué razón?» yo soy la razón por tratarla como una muñeca de plástico a la que puedo follar cada vez que me apetece, y lo reconozco fui un grandísimo hijo de puta y siempre lo seguiré siendo porque no sé cómo la puedo tratar de otra forma, así me criaron y a ella también pero al parecer si tiene sentimientos cosa que yo no puedo sentir y si lo siento solo es con mis hermanos y eso es porque nos conocemos de años y me son fieles.

— ¿Qué te sucede? — preguntó Igor y lo ignore como he venido haciendo con todos los demás.

— Se pasó de droga — dijo el chistoso de Alek con su mascota en las piernas.

Los dejé que ellos que hablarán de no se que, y yo seguí pensando en mi mujer y las maneras en la que puedo cambiar para estar con ella para hacerla feliz.

— ¿Tu debes de ser Gregory? — dijo una voz femenina, levanto mi mirada de la mesa y veo a una mujer alta con el cabello rojo.

— ¿Qué quieres? — pregunté de golpe con la rabia.

— Es que pensé que querías mis servicios — dijo coqueta.

— Largo de aquí — la corrí y se fue corriendo con miedo, todos los de la mesa me miraban como si fuera un extraterrestre.

Seguí bebiendo de mi vaso de whisky y volví a mis pensamientos hasta que Iván preguntó.

— Fuera de juego ¿No te pasastes de coca? — realmente si me sentía como en otro mundo y todo se veía tan negro que deprimía, a ellos los veía borroso.

— No no creo — dije ocultando mi duda y él se echó a reír.

Habían mujeres desnudas bailando con cadenas que cruzaban su pecho, pero ninguna llamaba la atención como ella, todas eran unas simples putas y ningunas son ni serán como ella porque eso sí tiene ella y es que si marca la diferencia a cualquier lugar a donde va. Es atractiva con esa mirada azulada que atraía con intensidad al igual que ese cuerpo escultural.

— Nos vamos — dije al ver que si seguía aquí podía acostarme con algunas de las putas para olvidar a Viktoria.

— Yo quiero quedarme un rato más — se quejó Alek.

— Yo igual Gregory — le siguió Iván entretenido en las tetas de una puta.

— ¿Y tú? — pregunté mirando a Igor.

— También — respondió.

— Se van en taxi a la casa — les dije y allí mismo se empezaron a parar.

— Nos vamos contigo — dijeron al mismo tiempo los tres.

Salimos del club y nos montamos en la camioneta, eran las tres de la mañana y aún seguíamos en Calabria, porque a las cinco teníamos que partir a Rusia. Todos estábamos tranquilo en la camioneta y de la nada Iván empezó a reír mirando su teléfono.

El Boss [UR 01]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora