La muerte de una burbuja

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Desde su llegada, el túnel se ha ido perfeccionando para lograr su objetivo, como si funcionara con un algoritmo. Llegaron por primera vez hace más de un siglo, pero para ellos ha sido un parpadeo. Como todos los inventos tecnológicos, el túnel también presentó fallas al principio. Te las contaré porque estos detalles son realmente fascinantes.

Cuando se abrió por primera vez, en Hinckley, Minnesota, era 1894, y el túnel estaba buscando a un hombre llamado Thomas Corbett, el soldado que mató al asesino de Abraham Lincoln. La inestabilidad del túnel provocó un incendio en los alrededores de Hinckley que acabó con toda la ciudad, llevándose entre las cenizas a Corbett, quien fue declarado como desaparecido.

Otro intento fallido se dio en 1914, cuando se abrió el túnel en México, en la ciudad de Ojinaga, Chihuahua, y buscó al escritor Ambrose Bierce, quien estaba en ese momento en una batalla en la Revolución Mexicana. Una vez Bierce entró al túnel, quedó convertido en ceniza, y su cuerpo se perdió para siempre.

Las dos personas anteriores fueron seleccionadas casi al azar, pero la tercera fue una decisión tomada por el túnel, que había escogido para la misión al anarquista Miguel Arcángel Roscigna, un rebelde que le causó dolores de cabeza al gobierno argentino con sus atracos a la burguesía y la falsificación de dinero. Estuvo preso en Uruguay, donde el túnel lo contactó. Tenía la misión de viajar a Baltimore para asesinar a Joseph Biden, con la intención de que nunca tuviera como hijo a Joe Biden, presidente de Estados Unidos. Pero Roscigna fue imprudente con la información que tenía, desobedeció las órdenes del túnel y cuando fue puesto en libertad, en 1937, el túnel lo desapareció en Buenos Aires junto con los compañeros a quienes les reveló la información.

Unos meses después, la lógica del túnel decidió que no podía lograr su objetivo exigiendo asesinatos selectivos, ni desapareciendo directamente a los causantes de la guerra, por lo que tuvo un plan más sutil, o algo así: escogió a la aviadora Amelia Earhart, quien realizaría un par de viaje sobre la línea ecuatorial, y, cuando estuviese sobre Ahmedabad, en India, debía estrellar su avión contra un puente por el que iría transitando Olga Ivanovna Putina, la abuela de Vladímir Putin, modificando la historia para que el presidente ruso nunca naciera.

En este intento, el túnel ya podía comunicarse. Le hizo ver a Amelia las consecuencias de la guerra que podía evitar. Sin embargo, con una aguda mentalidad del periodo de entreguerras, Amelia pensó que este atentado provocaría una guerra anticipada de todas maneras, así que mostró resistencia al pedido del túnel y, segura de que estaba ante un enemigo imposible de vencer, en julio de 1937 estrelló su aeronave en una isla de la remota República de Kiribati.

Y así sucedió durante las décadas siguientes, en las que el túnel apredió mucho sobre la especie humana, nuestro funcionamiento y nuestras decisiones. Cada vez que aprendía algo sobre nosotros, hacía una corrección en el funcionamiento del portal y su manera de hacernos ver lo que quiere. Por ejemplo, corrigió una parte importante cuando aprendió que la esperanza era más efectiva que la coerción, entonces generó un programa en el que a las personas seleccionadas se les mostraba un aparente mundo que podrían vivir si seguían las órdenes impartidas. Esto hizo que los contactados desearan cruzar el túnel.

Luego, aprendió que la etapa de la adolescencia y su rebeldía era perfecta para las misiones, por lo que después de 1990 solo contactaron a personas jóvenes, siendo esa la razón por la que llegaron a nosotros en la época del colegio. Nos han examinado desde siempre. Cerca de la década del 2000, aprendieron del poder de las emociones y, con el mapa del genoma humano, crearon un programa informático de libre albedrío que tenía la instrucción de acompañar y motivar la entrada al túnel de los contactados, pero tenía prohibido realizar directamente las misiones. En otras palabras, crearon un ser humano con instrucciones de aprender de su entorno y asegurarse de la entrada en el túnel de los contactados. Se llamó 'Natalia'.

Atraviesa el túnel o muere en el intentoWhere stories live. Discover now