Defensa feroz

28 3 0
                                    

Una mujer del grupo, sin quitarse la capucha, me ofreció analgésicos con una botella de agua. Al parecer era una médica. Todo su indumentaria era de salud. Un rato después entró Gustavo, que ya se había bajado del techo. "¿Acabás de llegar?", me preguntó. Asentí con la cabeza. Él les pidió a los demás que nos esperaran al otro lado de la bodega donde estábamos. Ellos acataron la orden sin más.

—¿Acabás de llegar? —repitió, con una enorme sonrisa.

—Sí. Necesito saber qué está pasando. ¿Qué es todo esto? ¿Y vos por qué carajo estás disparando esa cosa? ¿De dónde la sacaste? ¿Desde cuándo te volviste un matón?

—¡Parce!

—¿Qué?

—¡Paaaarce! —exclamó muy emocionado.

—¡Hablá, hombre!

—Contame de qué te acordás para saber por dónde empiezo.

—Nos obligaron a entrar al túnel, vi el futuro, dejé de verlo y aparecí aquí muchos años después sin saber nada.

—Sí, pero decime hasta qué parte te mostraron, porque vos parecés que no supieras nada de la guerra.

—¿Cuál guerra?

—¡Ja!

—Recuerdo que me había graduado de psicólogo y que trabajaba para alguien de la alcaldía.

—Sí, Emmanuel. Claro, yo volví en esa época. Vos seguiste derecho.

—¿Por qué seguí derecho?

—Algo falló en la máquina del tiempo. Debíamos quedarnos en esa época, en la que te graduaste y estabas trabajando con Emmanuel.

—¿Cómo sabés eso?

—Esa vez me habló el muñeco con su voz de diablo. ¿Sos consciente de que han pasado ocho años desde que te graduaste de la universidad? Ha pasado mucho tiempo y han pasado muchas cosas. Ahora que te enterés de todo, va a ser muy emocionante para vos. Uff, cuando veás lo que te voy a mostrar.

—¿Qué va a pasar con todo lo que he vivido? ¿Lo olvidaré?

—No. En realidad no te ha pasado nada malo, parce. Solo despertaste ocho años después, pero en dos días volverás a ser consciente de todo lo que has hecho durante este tiempo. Es decir, vas a recuperar la memoria, por decirlo así.

—¿De qué guerra estás hablando? Y ahora sí, ¿quiénes son ellos? ¿Por qué tenés un ejército?

—Yo no tengo ningún ejército —dijo sonriendo—. Lo tenés vos.

—¿Yo? ¿Un ejército?

—Vos. Y un ejército grande. Este grupo es una selección especializada. Te veo y no lo creo. No me imagino lo que debés estar sintiendo. Demasiada confusión. Pero no te preocupés, huevón. Yo te cuento todo, porque me imagino que no vas a querer esperar dos días hasta enterarte por tu cuenta.

—Por nada del mundo. Contame todo ya.

—Por ahora, tenemos que irnos de aquí. Te voy contando en el camino. Ya casi empezará el frío.

—¿Cuál frío? Ha estado haciendo un calor asqueroso.

Soltó un resoplido.

—Tráiganme una chaqueta —ordenó a los demás.

—¿Podés contestarme una cosa? ¿Cómo es que acabás de matar a cuatro personas y estás ahí como si nada? ¿No te parece que cuatro son demasiadas?

Atraviesa el túnel o muere en el intentoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora