La muerte de una burbuja

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Beto siempre tuvo la razón cuando dijo, en sus últimas horas, que el túnel tenía un propósito superior, pues este me reveló la verdad acerca de una de las preguntas que más se ha hecho el ser humano durante toda su historia: ¿El universo es infinito? En mi mente está la respuesta, y aunque es difícil de explicar por completo, vive en mí la tranquilidad de que presencié la vida al desnudo y pude conocer algunos secretos del universo.

Nuestro universo se encuentra en constante expansión. Cada punto del espacio se está alejando de otros puntos del espacio a velocidades impensables, y esto sucede porque el universo aún se encuentra en creación y no ha llegado a su forma final. Pero no llegará nunca: porque su forma final es posterior al momento de su extinción. El destino del universo es expandirse hasta desaparecer en el vacío cuántico, lo que les pasa a otros universos también. Todo universo es pasajero.

En algún punto remoto, existen seres de vida inteligente que conviven en dimensiones diferentes a la nuestra. Ellos no son como nosotros en un sentido corpóreo, puesto que están hechos de energía y vibraciones, así que en su vida no se dan las funciones que nosotros realizamos; ellos no caminan, no respiran, no ven, no escuchan, pero aun así están vivos e interactúan con su realidad, tal como hacemos nosotros. En un plano de tantas dimensiones, no es posible explicar cómo llevan a cabo su ciclo de vida. Para ellos es, por decirlo de alguna forma, parecido a lo que se siente cuando viajas a través del túnel: no ves ni escuchas, pero sabes que muchos eventos están ocurriendo. El transcurrir de su vida es similar a la forma en que entendí lo que estoy escribiendo: todo es un constante flujo de información sin formas.

En términos concretos, su fluir de información está basado en hacer ininterrumpidos cálculos acerca de cada uno de los universos que están expandiéndose, el nuestro incluido. Cada región del espacio se encuentra observada, cada fotón medido y todas las ondas gravitacionales detectadas. El discurrir de su vida está en mantener bajo observación el caos andante que supone la vida en general. Puede que no tenga mucho sentido para nosotros, pero creo que una manera sencilla de verlo es a través de una pequeña analogía: imagina que estos seres son niños sentados alrededor de un acuario. Se pasan todos los días analizando este acuario y sus elementos. Toda la información que recogen les permite continuar en la labor de medirlo todo, es decir, les permite vivir. Ese es su alimento. A modo de ejemplo, piensa en que miden el pH del agua, trazan los movimientos de los peces, establecen la evaporación diaria... Una de las mediciones que hacen es la de las burbujas que expulsa la bomba de aire de la pecera: nacen al final de la manguera y mueren un par de segundos después en la superficie del agua. Nuestro universo, lleno de galaxias y agujeros negros, es una burbuja, junto a incontables más, que está siendo cronometrada a medida que se acerca a la superficie para morir.

Todo iba con normalidad para estos seres, hasta que determinaron que una partícula no estaba actuando con normalidad: la Tierra, un objeto que refleja la luz del Sol. No tenían previsto que los fotones que refleja la Tierra se vieran alterados por una espesa capa de ceniza que interviniera la luz en ambos sentidos, de modo que sus cálculos sobre la vida están alterados en proporciones cuánticas. Esto ha hecho que entren en desesperación por arreglar el curso natural de los fotones en el espacio. Dado que viven en otras dimensiones, les es imposible visitarnos. Pero encontraron la manera de comunicarse con nosotros: a través de vibraciones, pueden abrir pequeños portales sobre la corteza terrestre: eso es el túnel. Quién lo diría. La estupidez humana fue tan grande que causó interferencias de dimensiones extrauniversales.

Quisiera resumirlo de la siguiente manera: nuestro planeta es el átomo de una burbuja que está atravesando un pequeño acuario, que es observado minuciosamente por varios niños. Los niños, al notar que una de las burbujas no es perfecta, entran en un estado de dolor y desconsuelo total. Esto los llevó a buscar la forma de intervenir la burbuja que les causaba la molestia, y notaron que, de no corregirla, sería menos doloroso atrapar la burbuja y estallarla. Por eso, antes de destruirnos, abrieron un portal para evitar la Tercera Guerra Mundial o para retirar la capa de ceniza.

Atraviesa el túnel o muere en el intentoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora