Ella dijo que era un juego. Uno donde solo yo tenía permitido llegar a la meta. Era injusto.
Dos pueden ganar.
Nosotros podemos vivir.
Ahora que te encontré aquí, no te dejare ir.
- Historia original
- Los personajes no me perteneces. Son propiedad...
Jamás pensé que sería capaz de llegar hasta aquí. Se supone que no tiene poder sobre este mundo. Entonces, ¿Por qué Adrien Agreste se encontraba en el limbo? ¿Cómo llego aquí sin mis poderes? ¿Cuál fue la razón?
Las respuestas no me hacían más que reír.
Más por el hecho de ser quien soy.
Si me preguntan: "¿Qué haces para divertirte en este mundo?".
Por lo general respondo: "Hacer desdichadas a almas destinadas".
Me gusta ver sufrir a las personas que están enlazadas por sentimientos de amor. Aquellos que están predestinados a amarse por la eternidad. Adoro verlos sufrir por tratar de proteger a su ser amado. El como pierden el aire con tal de llegar a tiempo y salvar la vida de su otra mitad.
Observar la desesperanza tiñendo poco a poco sus puras almas.
Por eso iba creado distintos mundos donde cada uno sufría de distinta manera. Ya fuera por la perdida o el desamor. Ya sea por el dolor a no ser capaz de estar al lado de su amado u amada. Todo aquello lo disfrutaba.
Hasta que conocí las almas de Adrien Agreste y Marinette Dupain-Cheng.
Las almas de dos chicos que extrañamente estaban vinculadas por algo más poderoso que el amor entre ambos.
Sus almas estaban vinculadas al origen.
A la destrucción.
A la creación.
Sea Adrien o Marinette quien poseyera dentro suyo cualquiera del yin o el yang, siempre terminaban por atraerse de alguna forma.
Conozco muchas almas, pero nunca unas como estas.
Estuvieran destinados a otra persona, no significaba que terminaran juntos. Sin embargo... Adrien Agreste y Marinette Dupain-Cheng siempre acababan juntos.
Ya fuera vivos o muertos.
Siempre juntos.
El sentimiento a lo que esos humanos llaman amor es tan potente que ni mi poder es capaz de destruirlo.
Si. Lo he intentado.
Aunque el resultado fuera que ambos murieran... Acababan por seguirse. Fuera al cielo o al mismísimo infierno, siempre iban tras el otro.
Adrien seguía a Marinette hasta conseguir tocar su mano ante el intenso brillo de luz que les segaba el camino.
Mientras que Marinette corría tras Adrien con tal de salvarlo de la oscuridad.
Ambos se las ingeniaban para lograr encontrar al otro.
Por eso... Pude creer en el concepto.
Almas gemelas.
Adrien Agreste y Marinette Dupain-Cheng son almas gemelas. Las más puras y fuertes que he conocido. Aquellas que me enseñaron que luchar por la otra persona y sacrificarse así mismo por esa persona... Es lo más hermoso que se puede encontrar en este universo y tiempo.
Ni siquiera el caos ha sido capaz de separarlos por completo.
Mi progenitor no ha sido aun capaz de destruirlos por completo.
Al menos en la mayoría de los mundos que he podido ver con mis propios ojos. Quise aprender de ellos. Ser y valorar lo que iban creando en los distintos mundos. Me tomo mil años ver cada fragmento de las distintas semillas donde el ente Adrien Agreste y Marinette Dupain-Cheng vivían.
Progenitor no tenía el poder suficiente para destruir las entidades que él mismo se encargo de crear... Al menos hasta ese mundo en particular.
Mire de reojo tras de mi figura. Estaba levitando como siempre. Rodeada de los distintos fragmentos donde cada semilla dio nacimiento a un mundo nuevo. No perdí ojo y tampoco hasta hoy le he sacado la vista de encima a ese fragmento en particular.
Aquel que cambia de un color rojo a negro.
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Una pelea infinita.
La cual no acabara hasta que alguno de los dos muera.
Caos es capaz de ganar siempre y cuando uno de los dos se pone de su lado.
Eso sucede en ese fragmento.
Un fragmento del cual progenitor me prohibido el acceso. Por eso... No puedo ayudarles. Tendrán que buscar la solución por ellos mismos antes de caer en las manos de la muerte y la locura.
El tiempo de la locura... Es realmente aterrador.
Esa es la razón del porque estoy protegiendo las almas de Adrien y Marinette en este mundo. Quiero pagar por mi debilidad. Proteger lo que antes no pude. Permitirles a esos simples niños ser felices sin tener que cruzar por un camino lleno de sufrimiento y venganza.
Evitarles un derramamiento de sangre.
En cuanto la desesperación los alcanzara... Yo estaría ahí para protegerlos.
Aunque eso significara...
Luchar contra padre.
Si... Se que no se los he dicho.
Mi nombre no es C... Pero asumo que siempre lo han sabido.
C es solo una letra que quite del nombre de mi padre con tal de no ser llamada de esa cruel manera. Ya que no soy como mi padre y tampoco lo seré. Mi misión personal es proteger esas dos almas que aquel que me entrego un fragmento de su vida para permitirme existir se ha encargado de hacer sufrir hasta el punto de que es doloroso ver.
No tengo nombre, pero soy C.
Existo para proteger las almas de Adrien Agreste y Marinette Dupain-Cheng.
