Capítulo XVII

101 19 1
                                    

17.

Olvidándote.

Sálvame.

Escuche ante el sonido de unas campanillas de invierno oyéndose dentro de mi cabeza. Chocando entre sí. Provocando ese frio sonido del metal delgado impactando uno contra el otro. Empezó a llover. A pesar de que hace un rato estuviera soleado. Ahora el cielo estaba teñido de un feo y triste color grisáceo.

Íbamos en un taxi a toda velocidad. Yendo en dirección al hospital.

Sabine Cheng iba a mi lado, mientras que Luka estaba en el asiento del copiloto. Ante todo, el pánico, él fue quien corrió a plena calle, deteniendo el primer vehículo que pudiera llevarnos al lugar que Sabine deseaba llegar con ansiedad. Mire a mi costado, notando como la unión de sus manos temblaba ante sus plegarias. El borde de sus dos índices entrelazados tocando sus labios. Rezando por llegar a tiempo. Implorando porque nada malo sucediera.

Rogando... Para que ella no muriera.

Sálvame.

Aquella voz no salía de mi cabeza. Provocándome un fuerte dolor. Tan punzante como agonizante. Al punto que mis pensamientos se iban revolviendo más y más entre sí.

—¿Estás bien, Adrien? —pregunto Luka quien me observaba a través del retrovisor. Sin darme cuenta, lleve una mano a mi frente para así frenar el dolor. Observando de reojo como también Sabine Cheng me miraba con preocupación—. Te ves pálido.

—Me encuentro bien.

—¿Seguro, joven Adrien? —la mano de Sabine cayó sobre una de mis manos, apretándola con cariño—. Se que estamos todos nerviosos. La llamada de Tom fue todo un escándalo... La verdad, yo también estoy muy preocupada. Más por el miedo de saber a lo que nos enfrentaremos al llegar ahí —su temor era obvio. Ya que no paraba de temblar y probablemente, se sujetaba tan fuerte de mi para no caer antes que yo me desplomara—. Es una chica fuerte. Ha superado todo hasta ahora, por lo que... Estará bien, ¿Verdad?

No sabía que responder. En especial por no saber con exactitud a quien se refería esta persona. Me limite asentir.

Ganándome una sonrisa tristona de su parte. Descolocándome por las falsas esperanzas que tal vez le estaba entregando a esta hermosa persona.

¿Por qué estaba aquí? En un taxi camino al hospital... Yendo a ver a alguien que no conozco.

A quien no soy capaz de recordar.

Soy una horrible persona. Más por el simple hecho de acompañar a una señora desconsolada quien estaba a punto de romper en llanto, siendo que no era alguien a quien poder acompañar en el acto.

Sálvame.

Ah... Otra vez. Esa voz en mi cabeza. La del canto de una persona que probablemente lloraba. Implorándome con palabras que no comprendía. ¿Quién me pedía salvación? ¿Cuál es la razón de sus lágrimas? ¿Por qué me lo estaba pidiendo? ¿Por qué yo? Preguntas y preguntas se incrustaban en la carne de mi cerebro, provocando un dolor tan insoportable el cual era similar al de una asfixia.

¿Quién eres? ¿Por qué no puedo recordarte?

—Señores —la voz del conductor me saco de mis pensamientos, al mismo tiempo que este pisaba el freno. Vire mi rostro hacía la ventanilla, comprendiendo la razón de su detener—. Hemos llegado.

—Muchas gracias —la señora Sabine salió disparada del auto, corriendo en dirección a la entrada. Me quede ahí sentado, buscando entender su desespero.

|2| Guiare tu camino - MLBWhere stories live. Discover now