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Jungkook había sentido cada sentimiento de frustración plasmarse en su cuerpo, sintió como su estómago se había comprimido y había dolido, su ceño se había fruncido, sus manos se cerraron en dos puños. Estaba tan cabreado y frustrado que podría gritar y romper algunas cosas cercanas.

Todo había sucedido en un pequeño periodo de tiempo, su buen humor se había derrumbado en cuanto vio los papeles de propiedad de su bufete. Había empezado el día con una sonrisa por su hija, pero una vez más, Minho le había arruinado el día y hasta la semana. La propiedad que se suponía era completamente suya, ahora tenía el nombre de "su esposo" también, era un inmueble compartido del cual no tenía conocimiento.

Lo poco que creía que era suyo, una vez más, se había esfumado.

Fue inmediata su reacción, tomo su auto y conducío a las instalaciones de su bufete, emprendido en encontrar a Minho y pedirle una explicación, fue rápido, al salir del ascensor lo vio tomando un poco de agua.

Camino rápido hacía él, lo tomó del brazo y lo arrastro hasta su oficina, llevándose la atención de todos los presentes, algunos clientes y otros socios; no le importaba.

"¿Qué es esto?" Le arrojo la copia de los papeles al pecho en cuanto cerro la puerta de su oficina.

"¿Papeles?" Trato de hacerse al vivo, pero solo logro que Jungkook se cabreara aún más.

"¿Por qué figuras como dueño de este lugar?"

"¿Por qué lo soy?" Frunció el ceño como si dijera la cosa con más sentido común.

"No, tu no eres dueño de este lugar, fui yo quien compro todo, solo yo." Dijo mientras se acercaba demasiado a Minho, tratando de intimidarlo con su porte.

Pero jamás lograria intimidar a alguien como Minho.

"Pero lo mio es tuyo y lo tuyo es mio, Jungkook, somos esposos, así funcionan las cosas." Volvió a decir con calma, jodiendo más a Jungkook.

"No es así." Dijo, teniendo su paciencia en un hilo. "Este lugar lo compre con MI dinero, tenía solamente mi firma como propietario, fuiste tu quien se entrometio."

"¿Tu dinero?" Soltó una carcajada, llevando sus frías manos hacía la mejilla de Jungkook. "No es tu dinero."

"Lo es, yo lo gane con mi trabajo." Se alejo del toque frío.

"No, todo lo ganaste gracias a mi, sin mi, Jungkook, no serías nadie. Sin mis contactos estarías trabajando en una pobre notaria ganando lo mínimo, o serías un simple mensajero, gracias a mi tienes un nombre importante en tu área, gracias a mi eres alguien y es por eso que todo lo tuyo es mío." Dijo con una tranquilidad que estremeció cada músculo de Jungkook, le dio tanto miedo escuchar a Minho hablar de aquella forma; como si él no importara nada y solo fuera un accesorio de Minho.

Minho llevo una vez más su mano hacía la mejilla de Jungkook, la acaricio y ante la lejanía, lo tomó de su mentón y le sonrío.

"Ya lo sabes, amor, lo tuyo es mío y lo mío es mío." Sonrió.

Minho se alejo de Jungkook, pateando la copia que le había arrojado. Dando un último vistazo a la oficina de Jungkook, diciendo en voz alta.

"Y recuerda que no te daré el divorcio, mucho menos ahora que estamos en Busan, no permitire que mi esposo vaya de rogon con Jimin después de firmar esos papeles." Fue lo último que dijo, cerró la puerta y dejo a un frustrado Jungkook solo.

Fue inevitable que por la tensión Jungkook no arrojará el primer vaso que tenía cerca, escuchando como se rompía contra la pared. De esa forma asemejandose a su vida, que se caía a pedazos.

Entre abejas y espinas ; kookmin au omegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora