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Aunque le hubiesen dado una respuesta que se suponía tenía que calmar la tormenta en su cabeza, la respuesta solo la provocó aún más. Tenía un nombre, sabía el nombre de uno de los padres de Yunjin, pero no sabía el otro, era extraño querer saber de los padres de una niña que ya no veía, pero era porque aquella infante se paseó de la mano con Jimin y la sola imagen de aquello le atormentaba.

¿Por qué? ¿Por qué le atormentaba tanto el recuerdo de una pequeña besando las mejillas de Jimin?

Y a pesar de haber recibido una respuesta a su cuestión, nada le calmaba, seguía ese algo dentro de él, algo que le hizo doler la cabeza durante noches enteras, las ojeras de sus ojos eran el reflejo de las muchas horas en las que pasó recordando y recordando.

Había posibilidades, había un sinfín de ellas, Jimin podía ser solo su niñero, podría tener un trabajo de medio tiempo para pagarse la renta o continuar los estudios de arte; Jimin podría ser solamente un tío, que paseaba con la niña como una rutina; Jimin podía ser...

El padre de la niña.

Pero todo era un quizás, todo era una duda que ya tenía una respuesta que no despejaba nada, por eso actuó de forma impulsiva, de forma criminal; solo así podría apaciguar la migraña que sentía, solo así podría dormir algo por las noches. Recordó el uniforme y el logo que tenía Yunjin en su uniforme, averiguo dónde quedaba el kínder y a la salida se parqueo cerca, esperando ver a quien recogía a Yunjin. Lo que se suponía que le daría calma solo le atormento aún más, porque cada salida veía a Jimin tomando de la mano a Yunjin, yéndose juntos y muy felices. Nunca vio a nadie más, solo eran ellos dos, cada salida a las 12 de la mañana, Yunjin y Jimin.

Las ideas de repente se apilaron en su cabeza, ¿Jimin volvió a juntarse con alguien? ¿de aquello había nacido Yunjin? ¿Por qué Heejin no se lo dijo cuando le pregunto? ¿Quién es el otro padre de Yunjin? Era un tormento siquiera cerrar los ojos por la noche, la duda y las posibles respuestas le volvían infeliz.

Era obvio que Yunjin era hija de Jimin, tenían ciertos rasgos parecidos, incluso el aroma de Jimin se había impregnado en ella; porque cuando la saludaba sentía aquel aroma familiar. Pero Jungkook no quería aceptar aquella obviedad, le colocaría más cadenas a sus tobillos.

Mientras escribía en su computador pensaba en ellos, Yunjin y Jimin paseándose de la mano, ambos con mejillas rosadas y con manos calurosas; pensaba en el otro padre de Yunjin, alguien sin rostro hasta el momento, los veía a los tres criando a la niña, veía aquella pequeña familia en la hoja en blanco de su computador. Y con aquella imaginación, unas lágrimas resbalaron por sus mejillas.

Las lágrimas corrían y Jungkook no las detuvo, las dejó ser.

;;

Su nieta había traído gran felicidad a su vida, desde que la conoció de tan solo un día de nacida la amo con todo su corazón, era aquella abeja que le proporcionaba miel todas las tardes, pero ahora que su ausencia se había notado, Haseul sintió como su pequeña casa se había pintado de azul, le faltaba el amarillo de nieta. Pero no podía hacer nada, Jimin tenía todo el derecho de obrar por el bien de su hija, al igual que su propio hijo. Pero aquel era un tema aparte, un tema que le atormentaba todos los días, sobre todo al ver como Jungkook reaccionaba con la presencia de su hija.

Haseul había pensado en el gran secreto que le ocultaba a su propio hijo, se replanteo aquel acto cruel que ella misma había hecho, guardar algo de aquella magnitud era simplemente cruel, aún más cuando Jungkook adoraba a su hija. Suspiro cansada, termino de recoger sus sabanas y miro al cielo; pronto llovería, se metió a su casa para tomar un poco de té y tal vez esperar a que Heejin se asome por su puerta con Yunjin de la mano, no iba a pasar, pero era lindo imaginar algo.

Entre abejas y espinas ; kookmin au omegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora