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"Jimin..." Llamó en un susurro, veía meticulosamente todo lo que su amigo hacía, sus movimientos eran suaves; como si cuidara de no romperse.

" ¿Yunjin se durmió?" Preguntó mientras terminaba de acomodar las flores en la jarra de vidrio, miraba atento sus pétalos, cuidando de no maltratarlas.

"Si, se durmió hace mucho, tiene un sueño pesado, nada la despertaría."

"Así es." Susurro, inclinándose para oler los gladiolos, no hubo más olor que el de las plantas frescas. "Gracias por cuidar de ella."

"No tienes por qué agradecer." Sonrió mientras llevaba su mano al brazo de Jimin para acariciarlo. " ¿Cómo estás?"

"Bien." Dijo con una sonrisa falsa dibujada en su rostro.

"Jimin..."

"Estoy bien, yo...sí, estoy bien, tranquila."

"Pero todo lo que paso...si quieres puedes hablarlo conmigo, siempre te escucharé."

"No...yo..." Suspiro, mordió sus labios y miró sus pies.

Realmente quería hablar sobre todo lo que estaba sintiendo en el momento, quería platicar sobre sus sentimientos con su amiga, pero si lo hacía, si dejaba que su corazón hablara, llovería en su hogar y ya había pasado muchos resfriados causados por la lluvia fría de abril.

"Estoy bien." Dijo.

Mintió.

Realmente, nada estaba bien en su vida, nunca lo estuvo, pero siempre trató de huirle a la tormenta, ya era hora de que le alcanzara.

" ¿Sabías lo de-" Fue interrumpida.

"No."

O eso creía.

A veces, cuando hablaba con Eunwoo por mensajes recordaba el anillo que los primeros días portaba en el dedo anular, un anillo dorado que con el tiempo desapareció. Siempre se dijo que posiblemente solo era joyería para verse más caro, pero hoy en la noche comprobó por el silencio de Eunwoo que el anillo significaba que su vida estaba atada a la de alguien más. Y se sentía tonto, porque algo en él le decía que el anillo que vio al verlo por primera vez no era solo simple joyería, pero quería darse una oportunidad, no quería seguir soltando lágrimas de soledad.

Estaba bien, vivía bien con su pequeña hija y sus amigos, pero por la noche la soledad le calaba los huesos y las sábanas frías le quitaban el sueño, a veces lloraba en silencio por la soledad que le acompañaba, solo quería dejar de sentirse de aquella forma, era todo. Que mal por él, que cuando haya querido abrir su corazón, las cosas se hayan tornado de aquella forma.

" ¿Y ahora qué harás?"

"No lo sé, Joohyun, yo solo quiero dormir, estoy muy cansado."

"Bien." Soltó un suspiro y sonrió, acercándose a Jimin para besar su frente y luego darle un abrazo. "Buenas noches."

Jimin correspondió el abrazo, posando su barbilla en el cuello de su amiga mientras cerraba los ojos, manteniéndose intacto ante las oleadas que arrasaban con su interior. "Buenas noches."

La voz de Jimin estaba rota y era más que obvio que se contenía de llorar. Joohyun pensó, que fue hace muchos años atrás en donde vio por última vez llorar a Jimin.

Jimin acompañó a su amiga a la salida, ondeó su mano al verla perderse en un taxi, cerró la puerta y suspiró. Se sentía muy cansado y muy triste, por eso arrastró sus pies hasta la habitación de su hija, la vio desde el marco de la puerta y sonrió, luego se fue a su fría habitación, sentándose en la cama mientras veía a sus pies.

Entre abejas y espinas ; kookmin au omegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora