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"Me alegra que pases tiempo conmigo." Sonrió Haseul mientras le daba una cucharada a la porción de pastel.

Una vez más Jungkook había comprado un pastel entero para su mamá y su hermana—y tal vez Yunjin, como la niña pasaba bastante tiempo allí, pues quería que viviera ese sueño de chocolate que todos los niños tienen—andaba consintiendo a su pequeña familia por todo el tiempo en el que se había perdido.

Realmente se había perdido.

"Tengo que aprovechar el tiempo libre, cuando se re-inaugure el despacho y el bufete estaré ahogado en trabajo." Sonrió bebiendo de su té, aquel líquido caliente se había transformado en la fuente de su hidratación.

"Espero que nos invites a la re-inauguración." Comentó con un tono bromista, recordandole que no había dejado una invitación para la primera inauguración en Seúl.

La cabeza de Jungkook le peso, todo lo había hecho mal, la vergüenza y el dolor autoinfringido le habían hecho actuar como un auténtico idiota. La daga que él mismo se había clavado le había hecho alejarse de todo lo que le recordará a aquellas pecas y a aquel diente chueco.

"Tranquila, estarán ahí." Sonrió ampliamante, tomando la mano de su madre y apretandola de forma cálida.

La sonrisa fue devuelta de una manera muy tierna, el amor materno y el calor hogareño se sentía en el ambiente, era hermoso.

Y aunque Haseul quería mantener aquel calorcito y seguir hablando tranquilamente mientras bebían té y comían pastel, debía preguntar; quería saber todo lo que había pasado con Jungkook, el por qué.

"Hijo." Trago la saliva esta se había hecho como un nudo en su boca, le costó mucho volver a hablar. "¿Por qué engañaste a Jimin?"

La pregunta tenía el sonido de una taza rota, se escuchaba claramente como los pedazos de mármol caían al piso, siendo muy sonoros, siendo estruendosos.

Jungkook contuvo el aire, respiro profundamente antes de siquiera hablar, reviviendo aquel error que le perseguía de noche, el error de callar y el error de confiar, no confíes ni en tu camisa, era lo que se repetía desde aquellos incidentes.

"Porqué me engañaron." Susurro, mirando la bolsa de té que reposaba en su platillo, el líquido rojizo chorreaba a su lado.

"No entiendo..."

"Al congreso al que asistí en Daegu también Minho iba. Yo....él se presentó hace mucho como el hermano de Jimin, entre eso él trato de acostarse conmigo la primera noche del congreso, no quise decirle nada a Jimin porqué Minho me rogó que no lo hiciera."

"Y tu le hiciste caso."

"Sí, no le dije nada a Jimin." Suspiro. "El último día del congreso se organizo una fiesta, bebí como un animal y fue tanto mi estado etílico que ni me podía parar, todos estaban así y el comedido de Minho me ayudó a llegar a mi habitación." Jungkook soltó una risa amarga al recordar, si tan solo hubiese sido algo más listo. "No sé cómo, pero Minho entro en celo y ya te puedes imaginar lo que pasó, estando yo tan ebrio."

Haseul no dijo nada, solo soltó un suspiro triste. Así que esa era la historia del porqué.

"Se aprovecho." Susurro ella.

Jungkook llevó sus manos a su rostro y se lo froto bastante fuerte, luego peino sus cabellos hacía atrás y soltó el aire que tenía retenido.

"No lo sé." Dijo, dando a entender que ya no quería hablar de eso, era pesado revivir los errores en los que había tropezado.

La pequeña sala se quedó en silencio, escuchándose únicamente el sonido de las cucharillas contra los platillos del pastel y bueno, a Haseul nunca le había gustado el silencio.

Entre abejas y espinas ; kookmin au omegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora