8

10.7K 1.4K 445
                                    

"Gracias por cuidarla." Dijo Jimin mirando a Seokjin desde su espejo, todo mientras se arreglaba. "Si sucede algo o tienes alguna emergencia que atender puedes decírmela y yo vendré en seguida para ver a Yunjin."

"No te preocupes." Dijo. "Yo puedo con ella, además, me gusta mucho cuidarla, tu diviértete con Eunwoo. Suerte en tu cita."

"No es una cita." Dijo con tono serio mientras le miraba por el espejo, colocando rubor en sus pómulos. "Es solo un evento, me pidió que le acompañara, es algo de trabajo."

"Si, aja." Seokjin rio, levantándose de la cama, parándose detrás de Jimin para tomarlo de los brazos con suavidad, devolviéndole una sonrisa por el espejo. "Diviértete, Minnie, te lo mereces."

Jimin rodó los ojos negando con la cabeza. Era común que su mejor amigo actuara así, hace mucho que no había salido a algún sitio especial, desde que tuvo a Yunjin solo se ha dedicado a ella, todo su tiempo y dinero iba para su hija, había sido un padre devoto a las necesidades de una niña pequeña; aunque se haya dejado de lado por mucho tiempo. Jimin era alguien muy atractivo, había tenido pretendientes desde siempre, pero por el tiempo que le dedicaba a su hija había rechazado cualquier propuesta de una relación amorosa, no tenía ganas y no tenía tiempo, por eso es que Seokjin estaba tan feliz de que haya estado aceptando salir a cenar, caminar y ahora ir a un evento con Eunwoo, creía firmemente que Jimin debía darse una nueva oportunidad.

Cuando terminó de arreglarse el rostro, abrió su joyero, tenía poquísimas joyas y la mayoría eran de imitación, pero hoy quería verse a la altura de todas las personas que asistan a ese evento; pues sabía muy bien que Eunwoo solo se rodeaba de gente con tanto dinero como él, así que de una pequeña bolsita de gamuza saco el único collar caro y original que tenía, collar que fue un regalo de Jungkook.

Era increíble como una pieza de oro portara tantos recuerdos, tantas alegrías y tanto dolor, soltó un suspiro al desabrocharlo, mirándose al espejo se lo puso en el cuello, luciendo magnífico como el primer día que tocó su piel.

"Creí que lo habías vendido." Escuchó a su detrás.

"La crisis no estuvo tan fuerte." Sonrió bajo, soltando otro suspiro y levantándose de su asiento, sonriendo ampliamente mientras le mostraba su atuendo a Seokjin, el alfa le silbó mientras daba una pequeña vuelta. "Ya, harás que me sonroje."

"Te ves muy bien, dejarás a todos boquiabiertos." Lanzó un beso y le guiñó el ojo.

Antes de que Jimin pudiese decir algo, su celular se iluminó mostrando el mensaje de Eunwoo que le decía que ya estaba abajo, soltó otro suspiro y tomó su pequeño bolso de mano, su abrigo y sus llaves, ansioso por lo que la velada pudiese traerle.

Ajeno a lo que la luna había planeado para él.

;;

El lugar estaba lleno, algunas caras conocidas como sus amigos le acompañaban y la otra parte de los invitados siendo los conocidos de Minho, todos con una copa de vino blanco en sus manos esperando que el brindis comenzará. Jungkook conversaba tranquilamente con sus amigos, comiendo algunos bocadillos que le ofrecían y riendo por los malos chistes, siempre evitando la presencia de Minho, aunque el bufete estuviese al nombre de los dos, no quería relacionarse demasiado con él; aunque fuese legalmente su esposo, la misión de venir a vivir a Busan era comenzar a separar sus bienes y ponerlos a su propio nombre, cuando volviese a pedir el divorcio por lo menos tendría algunos cuantos bienes a su nombre.

La noche iba como se esperaba, recibiendo saludos y felicitaciones de personas que no volvería a ver, algo aburrido por la monotonía de su vida, exhausto de todo. Pero en tan solo un instante, la monotonía y el aburrimiento se desvanecieron, en el lugar que se celebraba la reapertura de su bufete y de su despacho, aparecía aquel ángel que le visitaba en todos sus sueños, aquel ángel al cual le había arrancado un montón de plumas, su ángel, Jimin.

Entre abejas y espinas ; kookmin au omegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora