En esas calles frías y desoladas, dónde la rancia y vil humanidad comienza a olvidarse entre las rodillas heridas y las almas que van al suelo con cada noche de trabajo, un ángel quiere surgir.
Tiene las alas rotas y todo un futuro por delante, per...
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—¿Quién coño te lo pidió?
La voz del capitán de policía Enzo Biecchi resonó en el espacio, retumbó en sus paredes, impregnando la sala con su presencia pesada. El alfa de Rivershire era imponente, los años le habían dotado de una experiencia que se veía en su expresión corporal, bajo los gestos severos al hablar. Inspeccionó con firmeza al hombre sentado frente a él, al Dios que mandaba sobre los ángeles arriba en el coro celestial. Su divinidad parecía destruida por fuera con ropas sucias y malogradas, pero su altivez era digna de la corte divina. El cascarón podía estar roto, pero la verdadera identidad bajo él siempre saldría a flote.
—Handler —llamó, fue como un ladrido entre dientes apretados, animal—. Responde.
—Es una petición que entra en conflicto con las de mis otros superiores —dijo aquel Dios al que le exigieron respuestas, y Noah Wentworth elevó la mirada hacia Enzo.
A espaldas del pelirrojo, una figura pequeña estaba apoyada contra la pared. Rizos oscuros y lentes redondos miraban sin decir palabra, pero sus ojos eran igual de intensos que los del capitán, su presencia era igual de asfixiante.
—Así que fue alguien de La Asamblea —dijo Enzo—. Porque somos tus únicos superiores.
Wentworth no respondió. A veces era mejor callar y otorgar.
—¿Quién fue? ¿Quién coño se metió en esto y no lo sabemos? —preguntó de nuevo, las venas saltaban en su cuello y su voz era un grueso rugido. — ¡Pudiste haber destruido una operación que lleva años, Handler! ¿¡Y todo por qué!? ¿Quién coño te pidió esto y porque no lo sabíamos? ¿Te costaba decirnos? ¿Eso no entraba en conflicto con tus superiores? ¿La jodida seguridad de la ciudad?
—No necesitaba decirles algo que no tenía que ver con ustedes. No les involucraba, así que no era su problema —dijo Wentworth, manteniéndose estoico al responder —. No era parte de mi deber con ustedes.
—¿Quién? —intervino la figura silenciosa.
—Su majestad, no lo tome a mal pero es parte de mi trabajo.
—Usas el Fairy Folk para todos tus trabajos, Handler —continuó, interrumpiendo a Dios cómo si fuese una figura totalmente ajena a él. quizás un ángel rebelde, o un Dios pagano que no respondía ante divinidades abrahámicas —. Vimos a Doskvchenko hace días en el Fairy, con Uriel. Serás el jefe, pero las hadas ahí me informan a mí, se lo que haces ahí adentro. Y si usas el negocio de mis hermanos para tus otros trabajos y nosotros no hacemos nada, lo mínimo que te pido es que me respetes la cara y la de quienes te dimos esta oportunidad y nos respondas una pregunta. ¿Te das cuenta de que si te entrometías donde no debías y no te pedimos, pudiste destrozar toda una investigación?
Wentworth se encogió de hombros con lentitud.
—Pudieron haberme pedido que dejara en paz a Nikolai Doskvchenko desde un comienzo.
