Capítulo 23

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100 dálmatas lograron escapar... pero Cruella conservó al último.

Narra Evangeline:

Sigo sin poder entender cómo es que puedo enfrentarme contra el mal cada día y no sentir nada, pero al mismo tiempo ser una persona demasiado débil.

Después de ver la escenita de Mark y Evelyn preferí regresar a la comisaría a terminar con el caso del choque de autos y la persecución, fueron de gran ayuda para no pensar en los antes mencionados... no puedo creer que la manera en cómo la llamó, creí ser la dueña de ese apodo, me llamaba nena desde que éramos adolescentes.

Felicidades, Mark, realmente eres un experto en destruir mi corazón.

El tiempo pasó volando y cuando menos le esperé, pasaban de las 11 de la noche, el edificio estaba casi vacío, Charlotte se había marchado hace unas pocas, las únicas personas que quedaban eran la recepcionista, los guardias de seguridad, el comisionado Rogers, Matt y yo.

—¿No piensa irse a su casa, teniente?— preguntó el hombre mayor.

—Tengo trabajo pendiente, comisionado.

—Mañana debe madrugar y no quiero verla cansada.

—Tuve semanas de reposo extra— levanté la cabeza y sonreí—, estaré bien. No se preocupe.

—Si usted lo dice.

Se despidió de mí y salió de la comisaría. Casi 15 minutos más tarde, el enorme cuerpo de Matthew se postró frente a mi escritorio.

—¿Sigues aquí? Mañana tendremos doble trabajo.

—No quería irme a casa aún.

No quería pensar en Mark.

—Te ves algo cansada— se ganó una mala mirada de mi parte y negó arrepentido— aun así, te ves muy bonita.

—Gracias— reí ante su halago— ¿Y tú qué haces aquí?

—Estaba hablando con Rogers sobre el caso de Gia Vognati.

Tragué grueso al escuchar su nombre.

Ella también había conseguido poder sobre mí, me hacía temblar de tan solo recordarla, gastaba mis lágrimas por las madrugadas luego de despertar y haber tenido pesadillas con nuestro encuentro, al bañarme, al verme en el espejo, al tocar esa maldita cicatriz en mi abdomen recordaba sus palabras como si fuera ayer el día que las dijo.

Gia Vognati estaba matándome lentamente y solo nos hemos visto una vez.

—¿Qué ha pasado con ella?— me atreví a preguntar en voz baja.

—Se supone que no debería hablar de eso, Evangeline y lo sabes.

—Matt— puse mi mano sobre la suya y la tomé con delicadeza— por favor, sabes que no le diré a nadie, solo quiero saber que sucedió con esa mujer terrible.

Soltó un suspiró y terminó cediendo ante mí.

—No sabemos nada de ella, Eva. Desapareció de la faz de la Tierra como si de un muerto se tratase, Rogers está enloqueciendo porque tiene miedo que cuando regrese, ataque como nunca antes y si es así, todos caeremos.

—¿Y si no vuelve?

—¿En serio crees que no lo hará? Su mano derecha y su hija están muertas. Vendrá por todos... en especial por Charlotte y por ti, o bueno, por Bianca, mejor dicho.

—Va matarme— bajé la mirada, Matt caminó alrededor de mi escritorio hasta llegar a mí, se puso de rodillas entre mis piernas y apoyó sus manos en estas.

La reina de las constelaciones (bilogía corazón)Onde as histórias ganham vida. Descobre agora