-Ya era hora ángel del señor,te esperaba con ansia.

Apenas si podía pronunciar palabra,su garganta dolía y estaba seca,aún así forzó a su cuerpo a reaccionar ante aquella bella aparición.

Solan le dio una dura mirada sin entender de qué rayos hablaba. ¿Porqué le decía que ya era hora? ¿Y sobre todo porqué lo confundía con un ángel?...

Solan tomó su casaca para cubrir su rostro, pero el preso tomó el extremo de la prenda y lo apretó entre sus dedos,aferrándose a ese trozo de tela como si su vida dependiera de ello.

-¡No,ángel del señor! ¡No te vayas,llevame contigo!.

Solan se quedó quieto sin hayar que decir o como actuar. Jamás había sentido piedad por ninguna de esas ratas,ellos mismos buscaban el destino con el que terminaban sus días,sabían con antelación que sus días estaban contados estando en la corte del rey.

-¡Suéltame!.- Solan gruñó muy quedadamente,no queriendo que sus hombres lo vieran dentro de una de las celdas,sus mentes se confundirían y podía perder respeto. Gabrielle apretó la casaca con la poca fuerza que reunió es su mano. El Fantôme permaneció quieto viendo la cara del chico, destrozada y hermosa.

-¡Ángel...no me dejes!.

Solan apretó los dientes en completa negación, la sola idea de que esa alimaña siguiera tocándolo le asqueaba. Pero algo en sus ojos le recordó mas de lo que deseaba olvidar,le recordó que tenía un pasado doloroso.

-Fantôme,si deseas...

Horas se detuvo en la entrada de la celda con sus fuertes brazos cruzados sobre el pecho. Pero la furiosa mirada que el fantôme le dio le hizo callarse abruptamente. No se había percatado de la presencia de el gigante tras él, mucho menos de que lo hubiera observado entrar a los calabozos.

Solan se dio la media vuelta,no sin antes darle un vistazo al preso de refilón. El chico se miraba agotado,casi sin vida,de todos los presos que alguna vez hubiera capturado,ése era el mas joven y tonto de todos. Tragó un nudo que se formó en su garganta y Horas miró al fantôme dudoso.

-Tiralo en el muelle,ya no nos sirve de nada. Ordenó Solan y luego salió de la celda dejando a Horas con el chico.

-Pero Fantôme -insistió el hombretón.

Ya irritado y con el semblante duro,Solan se dio la media vuelta mirando a Horas con dureza.

-Por mi haz lo que te dé la gana con él.

Horas miró al chico con una sonrisa burlona colgando de sus labios,mostrando su torcida fila de dientes al muchacho,estiró el pie y lo hizo girar de un golpe. Algo en ese chico le removió la poca entraña que tenía. De las misma forma que entendió que Solan se veía reflejado en ese chico.

Gabrielle, que hasta el momento había permanecido callado para tratar de entender,subió el rostro al momento que el monstruo le dio un fuerte golpe con su bota para hacerlo girar.

-Bien muchacho, estas de suerte,el fantôme está de buen humor hoy.

*

Gabrielle dio un respingo voluntarioso cuando el agua helada cayó por su espalda y llegó a sus nalgas. Le lanzó una mirada furiosa al hombretón y volvió a apretar los dientes.

-Apestas muchacho, ¿pues que has estado haciendo? - Horas se burló del chico mientras seguía vertiendo chorros de agua por su cuerpo. El muchacho no respondía,permaneció muy quieto esperando lo que el gigante hiciera con él, a pesar que le quedaban pocas fuerzas,las usó para lanzarle miradas cargadas de odio, no juntaba el valor para expresar lo que su mente tanto se preguntaba. ¿Lo dejarían vivir? Esa pregunta rondó por los rincones de su mente,sembrando la duda y especulando sobre su futuro sin ser capaz de preguntar.

El Color del Dolor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora