Capítulo veinticuatro

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-Espero que esta vez no caminemos en círculos.

-No te preocupes, hoy no pasará.

Sonreí y me senté en la sala de espera. Ashton ya había entrado, así que sólo quedaba esperar hasta que él saliera. En el televisor se escuchaba el noticiero. Sí, el noticiero de Jhonny Sanders. Me recordó a Clary, por lo que sonreí y lo escuché hasta que acabó. Empezaba a aburrirme, no podía negarlo; mis párpados de cierto modo empezaban a pesarme hasta que me quedé dormida.

(...)

Cierto cosquilleo en mi mejilla me despertó, pero supe que el culpable había sido Ashton, y todo fue porque dejó escapar una pequeña risa.

-No entiendo por qué niegas ser una dormilona, Vanessa

-Lo siento, es que...

-No te preocupes, yo también me aburriría en una sala de espera sentada por dos horas.

Así es, las citas de Ashton duraban dos horas. Eran dos días a la semana -miércoles y sábado- y dos horas duraba cada una. Antes eran diarias, pero los miércoles y los sábados aún no eran oficiales para sus citas, eso dependía de la actitud de Ashton y de cómo él se sentía cuando no venía.

-Dos horas son soportables -respondí y me levanté.

Salimos, ya no hacía tanto frío; pero aun así se sentía a veces un pequeña corriente que podía estremecerte de pies a cabeza.

- Supongo que querrás saber qué pasó allá adentro durante dos horas.

Piénsalo dos veces, Vanessa Hale: si dices que , sonarás como una maldita curiosa que sólo quiere saber cosas ajenas; pero si dices que no, pensará que no tomas interés o que de cierta manera no te importa lo que le ocurre, aunque él tendría que saber perfectamente que si le importas, pero ése no es el punto. El punto es que la respuesta decidirá todo y estás tardando mucho en contestar, joder.

-Si tú quieres contarme, está bien.

Genial, sutil respuesta. Nada mal.

-Son demasiadas cosas que conversé con él, y una de ellas fuiste tú.

Me quedé callada y sentí estremecerme al instante cuando terminó de hablar. Me imaginé tantas conversaciones en las que él le decía cosas tanto buenas como malas de mí. Joder, no me había sentido tan insegura desde aquella vez en que llevé mis jeans que tenían un desagradable y gigantesco hoyo en un lugar no muy cómodo el primer día de clases.

-Te ha molestado, ¿cierto?

-No, ¿por qué habría de molestarme?

-Porque te quedaste callada de la nada.

-No, es sólo que... no pensé que hablaras de mí con las demás personas.

-Créeme, ya eres conocida por todos mis amigos.

- ¿En serio?

-Por supuesto, me encanta hablar sobre ti y de lo bonita que eres.

Sonreí, tratando de no reír. Me gustaba que dijera estas cosas, no por el hecho de que me gustara que me dijera bonita o hermosa todos los días, sino que, me gustaba el modo en que lo decía. Me gustaba ese tono tan... especial que tenía en decir este tipo de cosas. Como si fuera una broma, porque se le oía divertido y que de cierta forma le gustaba decirlo. Además, lo decía tan casual y relajado.

- ¡Quieres reírte! ¿Por qué quieres reírte? Quieres reírte de mí, ¿cierto? Ya sé, tengo que dejar de decir estas cosas tan cursis.

Después de todo, solté aquella risa que traté de ocultar segundos antes.

Blindness || a. i.Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang