🎸 Capítulo Cuarenta y Uno

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Semanas después, en el día de Navidad para ser exacta, pensé que lo haría, pero me quedé esperando una disculpa que nunca llegó. ¿Por qué seguía esperando cosas de él que parecía que nunca llegarían? Mi madre debió notar que algo andaba mal porque se sentó a mi lado en la alfombra frente a la chimenea.

—Me gusta el jersey navideño.

Había elegido uno del Grinch.

La parte del torso era de color verde, en el centro estaba el rostro del Grinch y con un gorro de Santa Claus. Mientras que las mangas eran de color blancas con frangas rojas, al igual que los puños, el elástico de la cintura y el cuello.

—Sí, a mí también —le confesé.

—Destiny... —mencionó mi nombre con cautela—. ¿Puedo hacerte una pregunta?

Me volví hacia ella.

—Claro.

—¿Mantuviste una relación con ese chico durante el tiempo que estuvo aquí?

Me quedé en silencio por una fracción de segundos.

—Al principio solo éramos amigos —le confesé en voz baja. Si quería que todo cambiara entre nosotras debía empezar a hablarle con la verdad—, después fuimos algo más, pero no tuvimos el tiempo de ponerle algún nombre a lo que teníamos.

No tuve el tiempo suficiente a su lado.

—¿Y te trataba bien? —inquirió.

—Me hacía sentir especial.

—Lo eres. 

Reí.

—Sí, eso mismo decía él.

—Eso quiere decir que era un buen chico —aludió.

Me mordí el labio inferior.

—Demasiado.

No había un momento en el que no estuviese pensando en él.

—Entonces, creo que esto te pertenece —dijo antes de extenderme un sobre de color blanco.

Junté mi entrecejo.

—¿Qué es? —pregunté confundida.

—Lo encontré en el buzón.

Miré el sobre blanco con flores silvestres en la parte de abajo que tenía entre mis manos. No necesite ver el remitente para saber de quién se trababa. El corazón empezó a latirme con rapidez y con las manos temblorosas comencé a abrirlo.

Lo primero que encontré fue una nota que decía:

Hola, pulga.

Le pedí a mi manager que consiguiera una entrada para una de tus bandas favoritas. ¿Sabías que eres una chica con mucha suerte? Porque de todas las que le mencioné encontró justo de Inhaler, ellos irán el mes que viene a Inglewood. Desearía poder asistir al concierto contigo y vivir la experiencia juntos, pero sabemos que eso no es posible, así que divierte por mí.

¡Feliz navidad!

Dejé la carta a un lado y saqué la entrada del concierto.

Me levanté con ella en mis manos, comencé a gritar y brincar con euforia, antes de comenzar a dar vueltas. No me lo podía creer, en verdad conocería a mis ídolos y en primera fila. Mi sueño se haría realidad, todo gracias a Mitchel.

—¡Conoceré a Inhaler! —grité con alegria—. ¡Conoceré a Inhaler!

Mi mamá se empezó a reír.

—Me será difícil superar ese regalo.

Dejé de brincar.

—El volver a hablar contigo es el mejor regalo —le confesé con una sonrisa.

—¿Mejor que esa entrada?

Solté una risa nerviosa.

—Tampoco hay que irnos a los extremos... —murmuré.

Abrió la boca indignada, y luego volvió a cerrarla para observarme con un brillo en sus ojos.

—Feliz navidad.

Me dejó inmóvil y con una calidez en mi pecho.

—Feliz navidad —respondí.




***

Espere a que pasaran los primeros días del año nuevo para acercarme a la profesora de música y hacerle saber que estaba lista para conversar con el papá de Jeremy. Ese día estuvimos más de tres horas adentro de la dirección, hasta llegar al acuerdo de que todo el que me molestase, sería suspendido por el tiempo que él creyese adecuado. Eso no borraría todos los meses que me hicieron pasar por cosas horribles, pero el saber que ya nadie se metería conmigo me dejaba un poco más tranquila.

Los siguientes meses estuve enfocada en aprobar los exámenes para tener notas que me diesen la oportunidad de poder solicitar una beca para «La Universidad Estatal de California» y escoger la carrera de «Arte Creativo y Diseño».

El señor Saltzman me pasaba recordando que no debía ser tan dura conmigo misma y que debía tener paciencia, que todo se iría acomodando.

Al regresar de la escuela por las tardes me dedicaba a dibujar, escuchar música, pintar en lienzos y ciertos dibujos de mi libreta, en la que me gustaba responder las preguntas de las tarjetas o escribir cosas que sentía. En algunas ocasiones lo hacía en mi habitación, otras en el parque y por último en Pann's. Tuve que disculparme con Elanor y Gordon por todo el tiempo que los había abandonado. No les dije que la culpa la tenía Jeremy por haberme dado una mala experiencia ahí, solo les conté que estaba trabajando en intentar estar mejor cada día.

No sabía cuánto tiempo me tomaría volverme a abrir con las demás personas. Aunque primero necesitaba restablecer mi relación conmigo misma antes que con los demás. Estaba comenzando a disfrutar de mi propia compañía. No pensaba arruinar mi progreso por hacer cosas de las que aún no me sentía lista.

Y por las noches...

Solo por las noches me permitía llorarle hasta quedarme dormida. No es que no lo pensara durante el transcurso del día, pero estaba segura de que no le gustaría verme llorar todo el tiempo.  El siete de mayo en su cumpleaños le avisé a mamá que saldría temprano y volvería tarde. Viaje en autobús, con mi walkman y mochila hasta la playa que me había llevado en mi cumpleaños.

Me pasé gran parte del día viendo hacia el horizonte, recordando la conversación que tuvimos meses atrás. Cuando estaba comenzando a atardecer me deshice de mis calcetines y tenis para dirigirme hacia el mar y caminar por la orilla. Todo el tiempo no pude evitar sentir que estuvo conmigo. Espere hasta que el sol tocase el agua para saber que era mi momento de regresar a casa.

No olvides mi voz Where stories live. Discover now