Capítulo 10 "La vida no está terminada"

354 55 33
                                    

—Entonces...

—Entonces, he venido a decirte que no doy nada por hecho, salvo que me enamoré —alzó sus hombros como restándole importancia antes de continuar su declaración —y eso no me sorprende en absoluto, porque desde que te conocí supe que caería por ti y no exagero cuando digo que; casi sin oposición, me encuentro pensando en nosotros, en ti, en Ted, en una casita aquí en Londres como siempre soñaste.

—Chris...—interrumpió Louis, con la congoja de la respuesta que no cambiaba desde el principio.

—Déjame terminar por favor, Bonito...—pidió, y Louis ni siquiera pudo responder, se limitó a cerrar sus labios —eres el hombre más irrepetible que he conocido, tan valiente que a veces parece que no sufres, tan triste por dentro y, aun así, nunca he visto una sonrisa más bonita que la tuya. No soy "él", —dijo, y ambos sabían que se refería a Harry —no quiero compararnos porque no soy su reemplazo, yo soy Chris, el tipo que te ofrece su mano y una vida juntos, para criar a Ted.

—Chris...

—Estoy poniendo frente a ti, todo lo que soy y lo que siento, pero hace falta saber qué piensas tú. Porque me niego a competir contra un fantasma Louis, y sé que aún lo amas, pero; si tú aceptas, tal vez algún día podrías amarme.

—Chris, —habló por fin —escucha... ¿cómo podría dañarte de esta manera? El amor se da o no, no sé si sea justo prometer aprender a tener un sentimiento.

—El amor son hechos, uno aprende a amar.

—¿Y cuánto tiempo necesitaré? ¿Podría ser más del que imaginas, lo soportarías? —soltó una exhalación cargada de pena, Louis conocía ese camino del amor no correspondido, lo recorrió al inicio de su historia, cuando creyó que no era mutuo con Harry, así que no hundiría el dedo en esa herida —no es justo para ti.

Louis lo miró así, desolado y casi sin esperanza. Odió ser el causante de esa pena y se reprochó a sí mismo por no amarlo como lo merecía, porque Chris era el mejor hombre que había conocido... después de Harry.

—¿Y qué hay para ti?

¿Qué había para él? sabía que no podía escudarse tras Ted, su hijo era un tipo de amor diferente y eterno, pero; no del tipo que cualquier persona anhela. Habían transcurrido dos años desde la última vez que había tocado a Harry, desde entonces todo lo que había hecho fue invertir mucho en agujas que no marcaban la hora de su regreso y estaba dejando que su dolor fuera la capa que cubriera su corazón, mitigando sus latidos, esos que le recordaban que seguía vivo.

Chris se acercó, invadiendo su espacio, pero esta vez; contra todo pronóstico, Louis no se alejó.

El actor llevó sus manos para acunar sus mejillas y con sus pulgares barrió su delgado labio inferior. Aquel toque era suave y sería mentira negar que fue agradable, pero el sentido de pertenencia no estaba, faltó aquella sensación de querer más, de anhelar casi con desespero más de lo que alguna vez sintió, bajo el toque de otras manos... las de Harry.

Chris acortó la distancia y su aliento rebotó contra el rostro de Louis dejando una estela caliente en la piel, su nariz acarició la ajena antes de que colisionaran, intentando trasmitir todos los sentimientos que guardaba. Louis permaneció quieto y solo su manzana de Adán se movió cuando las puntas de sus pies chocaron contra los de Chris y supo que no había mas distancia entre ellos y, si quería rechazarlo, era solo correr hacia atrás, pero se quedó ahí casi petrificado.

Su siguiente movimiento lo hicieron sus ojos al cerrarse cuando, finalmente los labios del rubio conocieron los suyos en un temeroso beso.

Chris elevó apenas sus propios hombros cuando la suavidad de la boca de Louis le confirmó que el castañito era semejante a las nubes, suave y liviano. Los primeros dos segundos ni siquiera respiró, fue como si su alma hubiera abandonado su cuerpo en desacuerdo y su cerebro gritara que estaba bien, mientras su corazón martillaba que se alejara.

"Amarte es el antídoto"Where stories live. Discover now