CAPÍTULO 4

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El extraño artefacto hallado al sur, próximo a la capital del reino de Toverosa, ha sido transportado y entregado con éxito y sin percances en los caminos. Permanecerá oculto en la cripta de la catedral de Niello a la espera de ser estudiado por un obispo superior. Extranin magium. Se puede sentir la maldición en él. No es este un objeto de bien. Solo alguien bendecido por los dioses podría manipularlo. A la espera de respuesta estamos. In nomine Sanctum.

Padre Leliano, Misiva urgente

***

—Esto es cuanto han podido interceptar mis ratoncillos.

Samantha miró bajo las cejas al hombre sentado frente a ella, y volvió a revisar el texto en sus manos.

—¿Aún sigues usando a esos críos como tu séquito de informadores?

Tobier se encogió de hombros.

—Yo les doy de comer, y ellos solo tienen que colarse por ciertos agujeros en las paredes. —Mostró los dientes—. Me parece un trato justo.

Samantha dejó la misiva sobre la mesa. Suspiró pensativa.

—¿Qué es esa... catedral, y dónde puedo encontrarla?

Tobier acercó un grueso manuscrito frente a ella, abierto ya por cierta página donde unos dibujos repletos de líneas rectas y curvas dibujaban un majestuoso edificio de enormes dimensiones.

—Los religiosos ya no se conforman con pequeñas iglesias como la que has podido ver en nuestra plaza, querida mía. Están yendo más allá. Las llaman catedrales, y simbolizan el poder de la religión que comienza a predominar sobre las demás. El Sanctum. Aunque yo más bien lo veo como una excusa del hombre para decir: "hey, resto del mundo, aquí estamos y mirad de lo que somos capaces. Imaginad lo que os haremos si nos enfadáis".

—Entiendo. Veo que a ellos también les cuesta trabajo cambiar ciertos hábitos.

—Si solo fueran hábitos...

—Aquí dice que el artefacto permanecerá en una cripta. —Lo miró a los ojos, confundida.

Tobier señaló en el libro el dibujo que representaba una estancia oculta en el subsuelo de la catedral.

—La cripta está oculta bajo tierra. Qué mejor sitio para esconder algo secreto que el lugar predestinado para los muertos.

—Entiendo.

—Bien —cerró el tomo en sus manos—. La ciudad que buscas, Niello, está al norte de aquí. A pie de las primeras montañas. Los senderos están bien señalizados por los religiosos. Quizá deberías evitarlos, pues en sus normas no cabe que una mujer ande sola por estas tierras.

Samantha alzó su plateada mirada a aquel hombre de espalda erguida y pose elegante.

—No necesito más problemas estúpidos —dijo.

—Pues entonces evítalos, querida mía.

La hechicera suspiró.

—De acuerdo. ¿Y la otra de la que me hablabas?

Tobier miró con desconfianza a aquella mujer a la que creía conocer bien. Veía la desesperación en sus ojos. Y por un segundo casi rezó como hicieran los humanos para que no terminara usando su poder contra las absurdas leyes de estos. Deseó que el hombre no la provocase lo suficiente como para hacerla estallar, pues sabía que ella no se detendría ante nada ni nadie.

SAMANTHA y la reliquia prohibidaWhere stories live. Discover now