El comandante la miró un momento,esa mujer era la mujer que él amaba,ahora estaba seguro. Verla de esa forma hacia que su corazón frío se quebrará. Y a pesar de haber sido ella quien lo llevó a sus enemigos,no tenía la fuerza de voluntad para rechazarla.

-Estás hecha para mí,y te lo voy a probar. Encontraremos la forma de librar a tu Pueblo de la desgracia,sólo tienes que confiar en mí. Tomó las manos de la Gitana y la besó con ternura.

- También yo estoy interesado en saber cómo lograras esa hazaña,comandante. Al mismo tiempo entraron en la celda,Solán y Adasius. El gitano observó la escena con desagrado.

(...)

Amerís se sintió molesto...
Las labores del hogar estaban hechas para las mujeres,pero el muy cretino gitano lo tenía limpiando y fregando como si fuese una. ¿Acaso no valoraba su vida? Se inclinó a levantar un trapo que había aventado momentos antes con frustración,e inconscientemente se llevó la mano a la herida. Ya no le dolió,entonces ¿Por qué seguía en ese lugar?
Con rabia volvió a botar el trapo al piso.

¿Ahora que mentira podía decirse que justificara el hecho de qué?... No quería irse.

¡Maldición! De verdad estaba loco si creía que podía quedarse ahí por más tiempo.
Porque la única razón que le quedaba era que se había enamorado...

Pudo haber pateando todo,pro nada iba a cambiar.

- No te ves de buen humor,¡Que raro!.
El gitano había entrado justo en el momento en el que el soldado estaba haciendo una rabieta.
Fue tierno y a la vez raro de ver,porque... Era demasiado meticuloso en todo lo que hacía.
Malaquías había intentado casi por todos los medios hacerle ver al soldado que con él estaba en confianza,había intentado que bajara las barreras,pero había sido casi imposible hasta el momento,así que ver esa escena le produjo un poco de felicidad.

-No valoras tu vida ni un poco gitano. Amerís entendió el sarcasmo.

-¿Por qué estas molesto?
Claro,si puedo saberlo. Se cruzó de brazos esperando la respuesta,la cuál no llegó. Porque Amerís le dió la espalda para seguir en lo que estaba antes de que el gitano llegara a interrumpir.

-No tengo nada. Respondió sin dar la cara. No le creyó,así que se acercó hasta donde el soldado estaba,trataba de fregar el piso pero no cedía,todo ese lugar era un cuchitril...

-No te creo,puedes decirlo. ¿Qué te tiene de esa forma?.
Quiso ayudarle con lo que estaba haciendo,no quería que el soldado pensará que estaba ahí para ser su sirvienta o algo así. Se interpuso entre el soldado y lo que estaba haciendo,pero Ameris lo miraba aún con molestia. Iba a sonreírle,pero fue completamente sorprendido por el soldado.
Lo tomó del cabello,sin pretender ser rudo y le besó. Fue un beso urgente,con desespero. Amerís estaba asustado también,no entendía lo que estaba pasando en su cabeza y mucho menos en su corazón. Porque de pronto se había dado cuenta de pequeños detalles que hacía que cada día se sintiera más atraído hacia el gitano.

Iba a soltarle rápidamente,sin embargo no pudo. Malaquias vio sus intenciones y fue más rápido que el soldado.

-¡Por favor,no te alejes!
Quería que se quedara,quería que lo eligiera,porque nunca nadie lo había elegido. Ameris bajó el rostro contrariado,pero no lo hizo,no se fue.

-No sé qué es exactamente esto,pero juro por las estrellas que lo protegeré con mi vida...
Nadie conocía esa faceta del gitano,y para Ameris fue grato escucharlo. Porque confiaba en él.

-También es pronto para mí,pero si estas de acuerdo,me gustaría quedarme más tiempo aquí.
El gitano asintió tan rápidamente que parecía un niño pequeño que había recibido el regalo de su vida.

-¡Sí,por favor!.

(...)

La plaza estaba llena de gentuza,cada paso que dió tuvo que empujar con su bota. Barberino se llevó una mano a la nariz y trato de cubrirse del fétido olor. Un sirviente se acercó y al oído le dijo algo que capturó su atención de inmediato.

En un rincón se encontraba una anciana,llevaba rasgada su ropa y muy sucia,ella era ciega. Tenía la mano expendida pidiendo limosna a quien se apiadará. Monseñor se acercó lentamente y voz tenue le habló a la mujer.

-Te recuerdo,eras doncella en el palacio. Estaba usando una voz muy tranquila para que la mujer no supiese de quién se trataba.

-Mi señor,ya hace mucho tiempo de eso.
El sacerdote extendió una mano a su sirviente y éste le extendió una canasta con comida.

-Buena mujer,¿Qué te ha sucedido? Mira en qué condiciones te encuentras.

La anciana extendió la vista al cielo,cómo si elevará una plegaria y después asintió.

-Ya no tenemos la gracia de su majestad,ya tan solo soy una anciana estorbo.

-Los ancianos no son estorbo,son gente que ha vivido mucho y nos deleita a más jóvenes con sus sabias historias,apuesto a que tienes una buena historia para mí.
Monseñor buscó la mano de la mujer y ella depositó un pedazo grande pan suave. Ella se lo llevó a la nariz y en cuestión de minutos lo devoró.

Sus ojos se empezaron a llenar de lágrimas,llevaba días sin probar bocado. Monseñor volvió el rostro hacia su sirviente y asintió nuevamente,el hombre le entregó otro pan al sacerdote y esta vez un trozo de queso.

-Por el día de hoy seré parte de tu familia buena mujer,anda,toma un poco más de comida y cuéntame qué desgracia te trajo a las calles.

Ella tomó con torpeza el pan y el queso...

-Fue una época oscura; Nadie en el palacio se sentía seguro.
Sorbío su nariz y volvió a comer.- Pocos lo sabían,pero el rey tenía a una chiquilla viviendo con él.

Monseñor sonrió complacido. Estaba ahí para averigüar qué había sucedido con el supuesto hijo de Phillipe,en cierto punto había creído que era una mentira de borracho,pero no. Aquello parecía ser cierto.

-¡Sirve vino a esta pobre mujer!. Le ordenó al sirviente,que con dedos torpes tomó una copa y la empezó a llenar. Con cuidado se la dió al monseñor y este volvió a buscar las manos de la mujer,fue tan amable cómo pudo. Ella dió unos sorbos.

-Nada de lo que cuentes saldrá de mis labios mujer,estás completamente segura conmigo. ¿Decías que el Rey tenía a alguien a su cuidado? Preguntó con fingida indiferencia.

-No, no a su cuidado. Tenía una amante,una hermosa gitana.
El sacerdote hizo una explicación de asombro muy ruidosa para que la anciana ciega pudiera notarlo.

-No te preocupes,no le diré a nadie jamás. Continúa.

La anciana no dejó de comer y beber.

-Yo era lavandera en el palacio,no me encargaba de las habitaciones,de eso se encargaba otra mujer. Ella me pidió ayuda un día,quería que yo le diera ropas para que la gitana escapara.

Monseñor se sorprendió.

-¿Por qué querría escapar? Al ser la amante del Rey tenía privilegios,no entiendo.

La anciana negó.

-No,nada más lejos de la verdad,la chiquilla ya no tenía privilegios,hizo algo que molestó al Rey y él se volcó furiosa contra ella y su pueblo.

-¿Qué hizo?.

-Ella le dió un hijo.

El Color del Dolor Where stories live. Discover now